Espero que os hayáis preguntado y ese título de este post a qué viene???
Pues nada más ajeno que a razones biológicas, después de unas semanas totalmente volcada a mi particular homenaje a Hitchcock, no podía volver a la normalidad de habla de un sin fin de cosas, que sentándome y hablandoos del último libro que me he leído, El Tercer Ojo.
Y es que durante muchos años había oído hablar a mi madre de él y de lo mucho que le había gustado pero no fue hasta hace unas semanas cuando se lo compró porque lo leyó siendo muy joven y me lo dejo y la verdad es que después de haberme estado leyendo recientemente Siete años en el Tibet, este libro me ha reforzado y mostrado de una forma más profunda y desde dentro la desconocida para muchos cultura tibetana, que no por menos desconocida es que sea peor, sino que es mucho más distinta.
Y es que ocurrió en el Tibet. Allí como todos los recién nacidos, el autor de este relato fue bañado en la corriente helada de un río para probar su fortaleza, la viabilidad de su vida en las extremas condiciones ambientales que habrían de rodearle.
A los siete años, la infancia ha terminado para ese niño, y ha de abandonar su casa para entrar en un monasterio. En la inmovilidad de la postura del loto, con el tsampa y el té como único alimento, se inicia en el saber de los lamas budistas bajo la más austera, casi cruel, de las disciplinas.
A los ocho años, una operación en la frente le provee del Tercer Ojo, que le permitirá en adelante adivinar la salud o conocer los pensamientos de las personas con una simple verdad.
Esa facultad del Tercer Ojo, reservada sólo a los elegidos _y el niño lo es_, le facilitará al acercamiento a los misterios del arte de la clarividencia, la telepatía, el hipnotismo, la predicción del futuro y otras ciencias ocultas.
Con doce años accede a la dignidad de sacerdote, aprender a volar en cometa sobre las crestas del Himalaya y se convierte en consejero del inaccesible Dalai Lama. Luego, tras pasar por la experiencia transitoria de la propia muerte, el destino le obligará a partir hacia un país extranjero.
Lobsang Rampa es ese niño, cuyos primeros años nos cuenta él mismo en este libro, rayando en lo fantástico algunas veces, sorprendente otras y siempre subyugante. No en vano la vida y la cultura del Tibet, tan antiguas como ricas, están en él.
Con este libro las profundas raíces espirituales de tan misterioso país se difundieron por todo el mundo.
El autor que uso con seudónimo para escribir este libro, entre otros, porque me he enterado que hay más narrando todas sus vivencias, dice: "Soy tibetano, uno de los pocos que han llegado a este extraño mundo occidental. Me aseguran que algunas de mis afirmaciones es posible que no sean creídas; están en su derecho de creerme o no. El Tibet en un país desconocido para el resto del mundo".
Este libro me ha fascinado e impresionado a partes iguales, porque nunca me imaginé que lo del tercer ojo fuera en el sentido literal y que este tuviera la facultad de ver el aura de la gente, y es que tanto la cultura como las costumbres son totalmente opuestas a las nuestras y aunque haya cosas que me sorprendan eso son costumbres y tradiciones que me han me han parecido increíbles.
Como por ejemplo lo de descuartizar a las personas fallecidas para que se las coman los buitres y aves; como que los niños según dice el libro no sienten ningún amor por parte de los padres; como el futuro de las personas lo dicen los astrónomos; como hay una fe inmensa por el Dalai Lama... entre otras muchas cosas porque la verdad es que este pequeño libro me ha tenido enganchada, pero entre las cosas que más me han llamado la atención son:
- En el Tibet no se considera a los condenados como seres despreciables. Comprendemos que la mayoría de nosotros podríamos ser condenados si se nos descubrieran nuestros delitos; así que tratamos razonablemente a lo que han sido menos afortunados.
- Leyes de las lamaserías:
1. Devuelve bien por bien.
2. No luches con personas amables.
3. Lee las escrituras y entiéndelas.
4. Ayuda a tus vecinos.
5. La ley es dura con los ricos para enseñarles comprensión y equidad.
6. La ley es amable con el pobre para que éste disfrute de la compasión.
7. Paga tus deudas enseguida.
- El número sagrado de los monjes tibetanos es el 108, que son las cosas que un monje debe recordar.
- Es lamentable que todos queramos juzgar a los demás pueblos según nuestras propias creencias.
- Empleábamos el judo para privar de sentido a una persona en las operaciones quirúrgicas difíciles y en la extracción de sientes. No se siente ningún dolor y no hay peligro.
- El Oro es un metal sagrado.
- El Tibet podría ser uno de los grandes almacenes del mundo si la Humanidad trabajase al unísono para lograr la paz en vez de esforzarse tan inútilmente por conquistar el poder.
- En la mitología tibetana hay un infierno frío. l calor es una bendición para nosotros, de modo que como símbolo de mayor castigo hubo que hacer que el infierno fuera frío.
- Existen nueve ramas de yoga.
- Para nosotros un cadáver vale menos que un traje gastado y viejo.
. Una persona que muere tiene que pasar por tres etapas: hay que eliminar su cuerpo físico, tiene que disolverse su doble etéreo y su espíritu ha de ser ayudado para que encuentre el camino que le conducirá al mundo del espíritu.
- El Oro simboliza el estado espiritual definitivo de hombre.
Y estas son solo algunas cosas de las que más me ha llamado la atención, porque hay una cosa que me ha parecido muy cruel y es como los niños son echados de casa siendo bien pequeños y como éstos no pueden decidir ni sobre su vida ni sobre su futuro; como es más importante el aparentar que lo que se es (me refiero dentro de las casas); la disciplina tan férrea que se lleva para ser lama....
Pero aún así con sus blancos y con sus oscuros es un libro que no me ha aburrido nada y que me ha gustado de principio a fin, sorprendiéndome, desagradándome y enseñándome a partes iguales.
Bueno rinconeros/as os mandó un beso muy fuerte y espero que os dejéis llevar por este Tercer Ojo, porque seguro que no os va a decepcionar y de nuevo felicidades a mi querida Loren.
:)
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