Sin darme ni cuenta han pasado cinco meses de dos de los acontecimientos más importantes de mis últimos tiempos y hoy me gustaría compartirlos con vosotros....
1º Cinco meses viviendo con mi pareja, después de cinco años juntos, por fin nos lanzamos a la piscina de la convivencia y decidimos formar nuestra propia vida.
Y sólo os diré que como balance, estos meses me han servido para darme más cuenta (si fuera posible) de lo enamorada que estoy de él y de verdad he descubierto que en esta vida se puede ser feliz de verdad y es que al lado de mi chico todo es mucho más fácil.
Los días malos porque nadie como él sabe escucharme y tener una paciencia infinita... y los días buenos porque tengo que compartirlos y que él sea partícipe de mi felicidad, y yo de la de él... porque nada es comparable a la sonrisa de mi chico, nada.
2º Cinco meses desde que empecé las temidas y esperadas prácticas en la Asociación Debajo del Sombrero, y aquí si que os puedo decir que mi vida ha alcanzado la plenitud.
Compartir el día a día con gente tan entusiasta, profesional y luchadora que he conocido en mi vida, hacen que mis problemas se queden reducidos a un montón de arena cuando entró por la puerta.
Personas que me han hecho recordar que sí se tiene un sueño hay que buscarlo, hay que perseguirlo, por muchos fallos que nos encontremos en el camino, por muchas hojas que tiremos porque el trabajo no ha quedado como queríamos, hay que seguir hacia adelante, día a día, con ilusión, con energías y sin miedo ni frustación a la equivocación, porque ésta, forma parte de la vida.
Me han hecho recordar que la sinceridad y la espontaneidad son pilares de la vida diaria y que una careta con forma de corazón es el mejor regalo que te pueden hacer y que esa felicidad y alegría se puede transmitir de una forma muy eléctrica.
Son muchas las cosas las que me regalan, las que me hacen que levantarme por las mañanas todos los días para ir a trabajar, sea un gusto, un regalo, y cada vez que pienso que el reloj pasa rápido y queda menos me invade la tristeza de que se acabe pero la alegría de haberlo podido vivir.
Y estos dos acontecimientos me apetecía enormemente compartirlo con vosotros, así que lo único que me gustaría deciros es que disfrutéis cada minuto, cada segundo de la vida, acompañado o inclusive solo, porque aprender a disfrutar de la soledad es un arte, así que vivamos la vida y disfrutemoslo porque el tiempo no se echa para atrás y cada sonrisa bien vale un aplauso.
Gracias por leerme, besos rinconeros.
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