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sábado, 19 de noviembre de 2016

Lo veo y veo y sueño con verlo en persona... El nacimiento de Venus


Uno de los mejores recuerdos que tengo de mi etapa en el colegio de monjas donde estudié es sin duda una monja que era profesora de historia del arte y que gracias a sus diapositivas a horas como las ocho de la mañana, a su insistencia en que hiciéramos un trabajo que tuviera que recorrer toda la historia del arte desde la prehistoria, a su pasión y a su entrega, yo amé el arte.

Hombre también tener una madre que desde que eras un bebe te ha llevado a multitud de exposiciones y como salida favorita nuestra fuera El Museo del Prado de Madrid ayuda mucho.

He querido reservar este sábado para sentarme hablar de esta magnífica obra de arte de Boticelli, que llega persiguiéndome desde la primera vez que la vi cuando tenía yo creo que 13 a 14 años, porque solo puedo decir que El nacimiento de Venus es una belleza.

Representa una de las obras cumbres del maestro italiano y en la actualidad para poder visitarla debemos desplazarnos a Florencia en la Galería de los Uffizi.

Según cuenta la leyenda, Venus, diosa del amor, nació de los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Saturno y luego arrojados al mar. Y aunque el título no representa el momento exacto del nacimiento de Venus, si que muestra la llegada de ésta, sobre una concha, a la playa de un de las islas que tradicionalmente se le dedican, como Chipre Pafos o Citerea.

He leído en varios libros que desde tiempos de la Roma clásica no se había vuelto a representar a esta diosa pagana desnuda y de tales dimensiones. El desnudo femenino, considerado pecaminoso en el arte medieval cristiano, se recupera en el Renacimiento como símbolo de la inmaterialidad. Esta Venus no representa el amor carnal o el placer sensual, sino que su postura y sus facciones finas, se acerca más al ideal de inteligencia pura o saber supremo.

No representa el placer sensual a pesar de ser una obra muy sensual, en el que lo primero que ve el ojo es el desnudo de una Venus que también sigue los cánones de la época de taparse sus genitales.Y los planos de alrededor, de los demás actores, solo son de admiración ante tal belleza.


Esa cara de ella me ha llamado siempre poderosamente al atención, porque  a pesar de en mi opinión de carecer de matices en su cara, no le quita ni un ápice de belleza limpia, y mirada profunda pero también vacía, porque si miráis esta foto de arriba, no nos mira directamente como otros cuadros que parecen que nos clavan la vista, ella está absorta en el horizonte y sin prestar ninguna atención a lo y los de alrededor.

¿Habéis podido ver esta obra en primera persona?

En este frío sábado me he querido sentar para compartir esta obra, porque ¿Qué sería del mundo sin el arte? Pues creo que algo triste, feo, siniestro, sucio, como un mundo sin música o sin libros.

Mañana podré comentaros una obra de teatro que voy a ver en unas horas, La Cocina que esta en el Centro Dramático Nacional, en la Sala Valle Inclán de Madrid. Una obra que descubrí por casualidad y que me llamó la atención por tener a más de 20 actores y actrices saliendo y entrando del escenario. Todo bajo la atenta mirada de su director Perís Mencheta.


Después de meses que compré las entradas que bien que ya ha llegado el día de poder ir a verla, mañana os cuento que tal.

Muchos besos rinconer@s y que paséis un buen sábado :) :) :) :) :)

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