Buenos días rinconeros y rinconeras. Por un momento ayer viendo lo que estábamos viviendo pensé que no volvería a sentarme por aquí, porque hubo algún momento queme paso por la cabeza que la luz tardaría más en volver, o que volvería con problemas. Pero nada, un día después del gran apagón, aquí estoy, habiendo dormido del tirón sin pastillas y dando gracias de que todas las personas que quiero están bien.
Cómo os pongo en el título del post de hoy, y a vosotros y vosotras ¿Dónde os pillo el apagón?
Yo ayer me desperté con ganas de salir a andar, porque me recomendó el fisio salir a andar para que el pie izquierdo vuelva a su ser, por lo que me levanté no muy pronto y después de desayunar, asearme y vestirme me fui a dar el que yo esperaba que fuera un gran paseo bajo el solecito que ayer nos regaló Madrid.
A las 12:20 estaba hablando con mi padre mientras iba por la calle donde vivía. Cuando colgué con mi padre, vi que los semáforos no funcionaban pero como el Spotify seguía funcionando y alguna vez en mi barrio se han apagado no le di más importancia. Aunque también me pareció raro, que la aplicación de los pasos que llevó en el móvil no funcionaba, pero yo como si nada, a andar.
Mi primer y estúpido gran dilema llegó cuando al llegar al final de mi calle pensé, voy a tirar hacia el Carrefour y andar por San Blas que hay menos gente y más sombras, por lo que por ahí andando entre basura no me di cuenta de nada. También es que por las calles donde iba, no había negocios, pero al llegar a una calle vi varias personas fuera de una farmacia y ésta estaba oscura, por lo que paré la música y escuche a una chica decir que no iban los móviles.
Y ahí al mirar vi que no tenía internet y que la música no me volvía, salvo las canciones que tengo como favoritas. Yo no se ni como, conseguí hablar con mi chico y éste me comentó lo que estaba pasando. Se había ido la luz a nivel nacional, se había cerrado el metro y no se sabía cuando iba a tardar en volver la luz. Y me dijo las siguientes palabras: Natalia vuelve a casa ya.
Al principio me puse bastante nerviosa porque estaba lejos de casa, mi madre sola, que tiene discapacidad y me había dicho cuando salía por la puerta que iba a bajar a la calle a andar, por lo que pensé: Coño el ascensor....
Creo que no he andado tan deprisa en mi vida, porque tarde menos de 20 minutos desde donde estaba a la puerta de mi casa, todo esto algo coja y viendo la cara de las personas bastante desencajadas.
Por suerte mi madre había bajado a la calle, pero nuestro ascensor está previsto para situaciones en las que se vayan la luz, por lo que había podido bajar sin problema. Otra cosa fue ya por la tarde, que dado que llevábamos mucho tiempo sin luz, ha dejado de funcionar.
La última vez que conseguí hablar con mi chico desde el baño de mi casa que parecía que había algo de cobertura, me dijo: estate tranquila, tenemos dos linternas, la luz que se enciende en la oscuridad, alguna vela y yo voy a tratar de no llegar muy tarde porque voy a salir antes.
Y si os debo ser sincera lo único que me preocupaba era la incertidumbre de no saber nada de la gente que quiero y pensar en mis compañeras del trabajo ¿Qué se iban a encontrar al llegar al trabajo? o ¿Iban a poder llegar?
La verdad es que debo admitiros que eso de estar sin móvil o sin luz, a mi no me afectó demasiado, porque siempre me entretengo con un papel y un boli o un buen libro. Y Para siempre es mucho tiempo de Carolina Iglesias fue mi gran compañera, porque estuve toda la tarde con él en las manos. A eso de las 17 horas escuché la puerta de casa y era David, que había salido antes y se había vuelto a casa andando, me imagino que como muchos y muchas de vosotras. La calma que sentí al oír su voz es algo a lo que no le puedo poner palabras.
Como os he comentado este mes de abril estoy de baja por un esguince en el pie, por lo que ayer tenía rehabilitación, y al ser baja laboral, me puse bastante nerviosa de no ir, así que mi chico me acerco y vimos que la mutua estaba cerrada. Sí, me lo imaginaba, pero no quería tener problemas y cerciorarme que no hacia la rehabilitación porque ellos no estaban no, por no ir yo. Todavía a estas horas, no he conseguido contactar con ellos, pero bueno yo como precavida que soy, quise comprobar y no buscarme problemas.
Mi gran sorpresa llegó cuando estábamos en casa y escuche a mi chico trastear en la cocina, pero como yo estaba leyendo, tampoco le di importancia. Hasta que al rato me vino que había hecho una RADIO. Sí, como lo leéis, con una placa de un altavoz y una batería había construido en la cocina de casa, una RADIO. Mi cara fue un poema, pero en el fondo pensé que tengo mucha suerte de tener una hombre como él a mí lado, que siempre me da paz y calma, porque a medida que llegaba la noche me ponía nerviosa porque la oscuridad me da miedo. Llevo 41 años lidiando con ese miedo irracional, algunas veces lo llevo mejor y otras me tiro meses teniendo que encender una luz para poder dormir.
Así que con nuestra radio, los dos focos que tenemos y cenando unos sandwich en la cocina, comenzó nuestra noche. Con mucha felicidad cuando a eso de las 22:15 hrs volvió la luz y yo respiré porque la medicación de mi madre que debe estar en fresco no iba a correr peligro.
Mi noche ha sido calmada, no me tome la pastilla de dormir y he dormido toda la noche hasta las 08:00 de la mañana que mi cuerpo era como si necesitará leer información.
Y aquí me encuentro con vosotros y vosotras, sabiendo que toda mi gente está bien, consiguió llegar a casa sin problemas y con la necesidad de contar como viví ayer yo toda esta situación surrealista, en la que saco varias cosas:
- Las personas ante las situaciones más estresantes nos venimos arriba.
- Por favor que nunca os falten linternas, velas y una buena radio a pilas en casa.
Y sobre todo, dar gracias a mi chico, por ser mi bastón, mi compañero de viaje y vida, y el amor que nunca soñé pero me encontré, te quiero David.
Os veo esta tarde, volviendo a la normalidad de este rincón con uno de los últimos libros que han pasado por mis manos :) :) :) :) :)