Siento un nudo de emoción muy fuerte en la boca del estómago con el documental que os siento este domingo. Si hay una voz que me ha emocionado y me sigue emocionando desde que era niña, es la ronca y desgarrada de la charrita de mi alma, Chavela Vargas. Hace unos días descubrí por casualidad en Filmin, El ruiseñor y la noche, un documental en donde Chavela quiso hacerle un homenaje a uno de los poetas de su vida: Federico García Lorca.
Escuchar los poemas del granadino a través de la voz de la mexicana fue emocionante, un relato donde la música, el respeto, la poesía y la admiración se dan la mano en un momento en el que a Chavela le quedaba poca vida y no lo ocultaba porque se sentía preparada para ese momento.
"Chavela Vargas y Federico Gª Lorca son los protagonistas de esta historia. La poesía y la música, son el lugar de sus encuentros. Chavela cuenta que cuando habitó en el mismo cuarto en el que Federico vivió décadas atrás, recibía la visita de un pájaro que contenía el alma del poeta español. En su último año de vida, Chavela cumple su último deseo: homenajear al poeta español y finalmente, reunirse con su amigo en los filos de la muerte".
Se nos narra la transición de Chavela de la vida y la muerte, su unión con Federico, disolviendo la frontera entre la realidad y los sueños.
LO MEJOR DEL DOCUEMNTAL:
- El homenaje a la poesía y la música.
- Los diferentes testimonios que nos hablan de esa unión entre el poeta y la música.
- La voz de la charrita desde la tranquilidad, la calma y ese final del camino vital.
- Los dibujos que son ensoñaciones de sueños y bellezas.
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