El profesor Hamilton, un sabio ingeniero que creía que las bombas atómicas, de hidrógeno y cobalto, eran buenas para la humanidad, pero huye al descubrir que se había equivocado, llevándose consigo sus experimentos. Hamilton se esconde en el pueblo más maravilloso del mundo, en el que se puede vivir y morir en paz: Calabuch.
Calabuch es un lugar en el que la gente aún puede vivir con sentido del humor, con amistad, esperando a la muerte como quien espera a un viejo amigo que llega a pie, sin prisas; a una muerte que actúa con sigilo, en lugar de venir silbando por el aire y matar de un estallido a medio mundo.
- Una peli tierna y dulce.
- Una peli con un mensaje antibelicista muy fuerte.
- Una peli que resalta el valor de la comunidad.
- Una peli que nos muestra lo valioso de tener una tribu.
- Una peli amistosa.
- Le da una buena patada en el trasero a la censura franquista.
Si toda ella además está grabada en la bella Peñíscola, poco más le podemos pedir. No me cansaré de alabar el cine del maestro Berlanga, pelis con mensaje, con un reparto tan variado que te hace dudar de estar viendo algo que está grabado en tiempo real y sobre todo con mensajes en contra del sistema que se estaba viviendo en esos años de su grabación no solo en España sino en esta Calabuch, a nivel mundial.
Ni hago la pregunta porque por supuesto que os la recomiendo, nosotros en casa la hemos visto a través de FlixOlé, una plataforma de cine español que cuesta 2,99€ al mes.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y os veo dentro de un rato con otro documental como ayer con nombre propio de una actriz reconocida a nivel mundial.
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