Cuando lees la contraportada de Un amor, la novela de Sara Mesa pone: "ambiciosa, sólida, arriesgada, vuelve Sara Mesa con una novela en las que las pulsiones más insospechadas de sus protagonistas van emergiendo mientras la comunidad construye un chico expiatorio".
Un libro que antes de comentaros de que va, debo deciros que me dejo desconcertada, porque no pude intuir en ningún momento que iba suceder, o prever, si algo hace especial a esta novela es que es imprevisible. Tuve que llamar a mi amiga -la que me dejo el libro- para decirla una teoría, porque no se es como que sentía miedo a seguir leyendo, esa sensación que vas a ciegas y no sabes si acabarás en el suelo o encontrando una luz.
La historia ocurre en La Escapa, un pequeño núcleo rural donde Nat, una joven e inexperta traductora, acaba de mudarse. Sr casero, que le regala un perro como gesto de bienvenida, no tardará en mostrar su verdadera cara, y los conflictos en torno a la casa alquilada - una construcción pobre, llena de grietas y goteras- se convertirán en una verdadera obsesión para ella. El resto de los habitantes de la zona -la chica de la tienda, Piter el hippie, la vieja y demente Roberta, Andreas el alemán, la familia de ciudad que pasa allí los fines de semana- acogerán a Nat con aparente normalidad, mientras de fondo laten la incomprensión y la extrañeza mutua.
La Escapa, con el monte del Glauco siempre presente, terminará adquiriendo una personalidad propia, oprimente y confusa, que enfrentará a Nat no solo con sus vecinos, cono también consigo misma y sus propios fracasos. Llena de silencios y equívocos, de prejuicios y sobreentendidas, de manera implícita pero constante, el asunto del lenguaje no como forma de comunicación sino de exclusión y diferencia.
Casi siempre que termino un libro me lanzo a escribir en este rincón, para dejar mis primeras impresiones por escrito, aunque luego tarde unos días o incluso semanas en compartir el post, pero con este no pude, porque sentí que tenía que madurarlo. Desconcierto, prejuicios, no entender nada, salir de una zona de confort... todo esto me rodeaba, porque si a alguien no he entendido fue al personaje de Nat, pero como os decía estaba llena de prejuicios y en la novela hay tantos silencios invitándote a libres interpretaciones, que necesitaba descansar la historia en mi cabeza.
Un amor, tiene dos cualidades que me parecen dignas de resaltar:
- El desconcierto.
- El factor sorpresa.
Y Nat está en los dos, porque aunque yo -poniéndome en primera persona- no actuaría de ese modo, ¿Quién narices soy yo para juzgar a otra mujer, sus decisiones, miedos, obsesiones o actos? Como no conocemos nada de su pasado, ni se nos deja ver nada, puedes caer en eso. Y la verdad es que no me da la gana, es una mujer que se sale para mi del rol de empoderamiento, para hacerse chiquitita y vulnerable, muchas veces la gente actúa con nosotros o nosotras porque como nos ve. Y ella refleja pocas habilidades ya no solo sociales sino de comunicación, que son la base de las buenas relaciones ya no solo de pareja, sino de convivencia con otros seres humanos. Y es en esa falta de empatía con Nat lo que me llevo a desconcertarme totalmente.
Aún con mis pros y contras debo deciros que la novela te hace pasar buenos, malos y sorpresivos momentos, planteándome varias preguntas ¿Qué haría yo si fuera Nat? ¿El trueque implica no solo cosas materiales? A las que después de varias semanas sigo sin poder contestar porque no soy esa Nat ni tengo sus circunstancias.
El paisaje, la casa, la comunidad de vecinos, la aridez, las tormentas, el perro... todos y todas conforman una novela tranquila, que por supuesto os recomiendo, y que agradezco a mi amigui "del metal" que me prestará. Nuestras conversaciones Euginia en estos meses me están regalando mucha vida.
Ahora, ando metida en un ensayo breve de Sara Mesa que me regalaron con la compra de unos libros hace unos meses en la FNAC, así que no dudéis que cuando lo terminé lo compartiré con vosotros y vosotras, porque trata de un temazo: el miedo.
Feliz comienzo de la primavera, y por favor debemos seguir cuidándonos es la única forma de proteger nuestras vidas y las del resto, ya vendrán otros puentes y otras Semanas Santas.
Muchos besos rinconeros y rinconeras y espero veros mañana con una mujer increíble.
:) :) :) :) :)
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