Doy mi palabra que si lo he seguido leyendo y no metiéndole en una parte profunda de las estanterías de mi casa, ha sido porque me lo regaló un grupo de mujeres magníficas y muy valientes, y que lo hicieron con tanto amor, que solo por ellas debía seguir y no abandonarlo.
Poco antes de Navidad, la señorita Smila descubre un día en la nieve, de regreso a su casa, el cádaver de su vecino y amigo, el pequeño Isaías. La versión oficial habla de un posible accidente, pero Smila sospecha algo mucho más turbio e inicia una investigación por cuenta propia, pues, como miembros de la pequeña comunidad de esquimales groenlandeses de Copenhague, a ambos lados les unía una tierra de amistad. Las pesquisas de la protagonista le llevan a descubrir los avatares de una antigua expedición secreta a Groenlandia en que la que el propio padre de Isaías había muerto misteriosamente y en que una poderosa compañía danesa parece tener oscuros intereses.
La verdad es que cuando comencé el libro no lo pillé y medio lo deje unos días abandonado pero cuando lo volvía retomar y parecía que le había cogido el hilo, otra vez vuelve a ser una maraña de datos, personajes y tramas que en ningún momento ni he entendido ni comprendido, porque realmente me he quedado con la duda de ¿Por qué murió Isaías? ¿Qué pinta esta señora haciendo una investigación? ¿Qué pinta la exclusión de los groenlandeses en esta historia?
Vamos que os prometo que desde que me leí Mañana en la batalla piensa en mi, no me aburría ni me desesperaba tanto con un libro que termina siendo un despropósito de incoherencias de 434 páginas.
¿Os lo recomendaría? Para echar un sueño, seguro, pero para nada más.
Menos mal que he comenzado uno que me dejaron los Reyes Magos de Oriente en Navidades y de momento me está enganchando...
Besos rinconer@s y aunque sean buenos, malos o regulares nunca dejéis de leer, que es uno de los mejores ejercicios del mundo.
Hasta mañana :) :) :) :) :)
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