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lunes, 8 de julio de 2013

La roja y la falangista

Desde el 21 de junio no he tenido oportunidad de sentarme y escribir cosas coherentes y que tuvieran un sentido para mi, pero para seros sincera también después de unos meses de trabajo necesitaba hacer un alto y retomar cosas que tenía en la retaguardia y que no podían esperar por más tiempo, como por ejemplo disfrutar de mi casa, ir a revisiones médicas, disfrutar de mi familia a la que tenía en mi opinión pelín abandonada.....

Pero, quizás para ser más sincera lo que realmente necesitaba era tomar distancia de la realidad que ha tomado mi día a día durante los últimos nueve meses y darme cuenta y ser consciente de la realidad de mi vida y como con ella disfrutarla a tope y seguir sonriendo cada mañana al despertarme, y sobretodo tomar conciencia de que pese a los pequeños nubarrones que han rodeado mi casa, cada día me siento más enamorada de la persona con la que vivo.

En estas semanas de retiro voluntaria he tenido la gran suerte de tener un libro a mi lado, un libro que me regaló mi pareja en este última edición de la Feria del Libro, y que por su contenido y su continente me ha tenido con todos los sentidos y la memoria funcionando al 180%  y ha sido un viaje a la historia de España en el cuál me he dejado llevar y he aparcado las ideas políticas para dejarme llevar y solo leer no juzgar, y viendo su densidad, si fuera posible aprender algo.

Y yo que iba buscando algunas memorias de Marie Curie.......

Y antes de deciros el título, solo deciros que considero que ha sido uno de los libros más densos que me he leído en los últimos tiempos, y eso para mi que siempre me dejo llevar por la magia de la lectura, ha sido una suerte enorme, éste es La roja y la falangista. Dos hermanas en la España del 36.



Dos vidas enfrentadas, las de Constancia y Marichu de la Mora y Maura, constituyen las dos caras de la guerra civil española.

Dos mujeres. hermanas entre sí, que encarnaron en los años treinta el delirio de las dos Españas. Nietas de Antonio Maura, las hermanas de la Mora se vieron atrapadas en las convulsas corrientes ideológicas que hicieron temblar el mundo en el primer tercio del siglo XX: el fascismo y el comunismo.

Constancia, la hermana mayor, unió su suerte a la de la España legal durante la guerra civil y decidió ingresar en el Partido Comunista de España. Su matrimonio con Ignacio Hidalgo de Cisneros, jefe de la Aviación Española Republicana, envolvió a la pareja en una aureola de leyenda. Estalinista con toda fe de los conversos para algunos y generosa militante de izquierdas para otros, su poder como censora y jefa de la Oficina de Prensa Extranjera republicana fue tal que cuando un corresponsal pedía información le decían: "Ve a ver a Constancia". En 1939 descendió del cielo republicano a la noche oscura del destierro, publicó su autobiografía y vivió en México hasta su trágica muerte, a los cuarenta y cuatro años, en un accidente de tráfico.

Marichu, amiga personal de José Antonio Primo de Rivera y de su hermana Pilar, formó parte del núcleo inicial de la Falange y durante la guerra civil contribuyó a reorganizar la Sección Femenina de la Zona Nacional. Con los años, recorrió el mismo camino de muchas mujeres españolas que pasaron del franquismo a la democracia. Para Dionisio Ridruejo, que la convirtió en musa de algunos de sus poemas, era una criatura "un poco ave y un poco cántico" y "prodigiosamente ingeniosa".

Espejos de las Españas reales y posibles, las vidas de Constancia y de Marichu fascinan por sí mismas y por lo que representan: a través de ellas se puede recorrer la historia de la España del siglo XX.


Una de las grandes cosas que me han apasionado de estas dos vidas, que conllevan y fluyen a su alrededor muchas más vidas, ha sido que a pesar de ser tan diferentes ideológicamente, han llevado caminos muy paralelos: ambas se dedicaron al periodismo, lucharon por sus ideales, se separaron de sus maridos, una de ellas de hecho y otra en la práctica; pero en cambio, una de ellas vivió la tristeza del destierro, la derrota y la otra supo avanzar a su tiempo y luchar a su manera por los derechos de las mujeres pero desde la elegancia y la normalidad.

No me ha dejado indiferente ver la vida, el país y el mundo que les rodeaba de forma tan distinta a través de los ojos de ambas, pero lo que me ha parecido es todo lo que las rodeo bien valía un libro y muchos. En el caso de Marichu para mi un personaje clave de la historia y del rumbo que toma su vida es José Antonio Primo de Rivera, al que yo le he dado el nombre del "encantador de serpientes" por muchos motivos. Toda su vida la dedicó al trabajo, a la familia, a cultivarse y avanzar pero con una elegancia que a mi a pesar de no ser afín a sus ideas me ha dejado perpleja porque supo dejar atrás las cosas y mirar hacia un futuro.

Y en el caso de Constancia que tuviera la gran suerte de compartir su vida con personas como Pablo Neruda, Juan Ramón Jiménez, entre otros, me parece increíble, pero también me ha asombrado su rectitud y fidelidad a su partido, como sabía dejar aparte sus sentimientos y seguir hacia adelante y como siempre siempre llevó la vida que quiso a pesar de la tristeza de no poder volver a España y sobretodo lo que se perdió el mundo con la temprana muerte de esta mujer.

Algo que me regalado este libro es volver a retomar algo que siempre desde bien niña me ha apasionado, la historia, pero como resumen y como frase que me parece un buen final para este espacio os dejo una reflexión personal del libro que tomo como mía y resume perfectamente este capítulo tan negro de nuestra historia: "Es terrible lo que hacen las guerras civiles en las familias. La guerra es la máxima perturbación, y una vez que se desencadena, nada vuelve a ser igual: nadie gana, todos pierden".

Espero haberos animado a ver por lo menos en google quienes fueron estas dos mujeres y si es posible a que leáis este libro, lleno de historias, de viajes, de experiencias, de sentimientos pero por encima de todo, un libro lleno de verdad y sinceridad.

Besos rinconeros y a partir de hoy, nos vemos todos los días, hasta mañana y millones de besos.

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