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jueves, 20 de octubre de 2011

En el fondo privilegiada

El sábado se me pusieron los pelos de punta y lloré como un bebé al ver el reportaje de Informe Semanal en colación a la hambruna y situación más que desesperada que se está viviendo en el cuerno de África, con una población cada vez más pobre, más desamparada y con más hambre.

Y reflexionó sobre esta palabra, hambre, somos muchos los que no nos comemos todo lo que tenemos en el plato y lo podemos hasta llegara  tirar, y cuando una ve la imagen de un niño en una situación tan límite hace que sientas hasta asco de quejarte de cosas que te pueden pasar en tu vida cotidiana o de tonterías que comparadas con esa imagen de ese niño te hace sentir vergüenza de uno mismo.


Esta imagen es la más tierna que he podido encontrar de un niño, porque las otras que hay, atentan contra toda la sensibilidad y sentimientos, y no por la imagen sino porque lo que ella refleja es una realidad que por desgracia viven millones de personas en este planeta, en un planeta donde los seres humanos viajamos a la luna; donde se gastan millones de euros en un gran premio de algún deporte; donde se invierten millonadas en armamento; millones de euros en "guerras preventivas"; millones en campañas electorales; millones y millones en cosas que a uno le hacen sentir vergüenza de el el mundo donde nos ha tocado vivir.

Quitémonos las caretas y pongámonos todos el corazón en la mano, ¿de verdad los gobiernos o nosotros mismos no podemos hacer nada para evitar una situación así? Una situación en la que ya no solo es el hambre, porque se le puede dar de comer pero que futuro le espera a ese niño cuando vaya creciendo....

Los refugiados antes de llegar a los campamentos, han tenido que vivir situaciones de extrema violencia y total desamparo, algunos de las familias se recorren cientos de km por un país donde la violencia es algo que está a la orden del día, y cuando por fin pasan la frontera hasta que llegan al campamento de refugiados tienen que andar alrededor de unos 120 km a pie, en unos campos donde la violencia es más grande que de donde vienen. Y digo, yo, si mandamos soldados para conflictos como el de Libia, no se pueden mandar soldados que puedan proteger hasta pobre gente hasta llegar al campamento, que por otra parte está totalmente saturado y tampoco pueden garantizar la seguridad ni para niños ni para las mujeres, que siempre son las grandes víctimas de estas situaciones.

No podemos consentir que en la sociedad donde vivimos se pueda consentir que alguien fallezca por beber agua en mal estado, un agua que nosotros tenemos la facilidad de abrir un grifo y que salgan litros y litros.

¿Es rentable que esas imágenes sigan existiendo? ¿Qué va a ser del futuro de esos niños? Sí les damos de comer que serán de mayores? de que van a vivir?

Esta situación estaba siendo avisada por las ONGs que trabajan en la zona ¿por qué se ha hecho oídos sordos? ¿es tan difícil mandar alimentos y ayudarlos a aspirar a una vida mejor?

O quizás en el fondo de todo esto nos debemos de sentir unos privilegiados por haber nacido en esta parte de nuestro planeta, porque esa es la única diferencia que hay entre ellos y nosotros, que el destino nos hiciera nacer en latitudes distintas.

En estas desgracias siempre hay mucho miedo de pensar si el dinero llegara realmente, porque somos muchos los que nos cuesta un milagro poder mandar algo, pero de verdad no pensemos eso, pensemos que con algo muy muy pequeño podemos conseguir que un niño en este momento no este sufriendo. Existe Unicef, Caritas,  Médicos sin fronteras... que estoy segura que cualquier ayuda les servirá para por lo menos ya no que su vida sea más fácil sino para que al principio puedan comer y de ahí intentar avanzar, porque con muy poco se puede hacer mucho muchísimo.

No despedirme sin recomendaros que veáis el reportaje de informe semanal dedicado al cuerno de África, que lo encontraréis en www.rtve.es, televisión a la carta, buscarlo y veréis que de lo que os estoy hablando no es una película por desgracia sino una realidad.

No olvidemos nunca que somos unos privilegiados, hasta mañana.

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