miércoles, 17 de abril de 2024

It´s my birthday

"Que la vida iba en serio

uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra".


Esa niña que hoy, desde la distancia miro con respeto, cariño y el más profundo amor no pensaba en esos cumpleaños eternos del Mcdonalds de la Calle Alcalá que llegaría el día de hoy. Hoy 17 de abril hace 40 primaveras, vueltas al Sol o años que me trajo mi madre a este mundo.

Y es que como dice el poema de Jaime Gil de Biedma que tanto me gusta la vida va en serio, y sin quererlo o pretenderlo vas cumpliendo años y esas ganas de arrasar con la vida cuando eres adolescente se calman y llegan las ganas de vivir la vida con sus bondades y no tantas, pero vivirla. 

Dice el poema "envejecer, morir" y nunca había sentido esa sensación como hasta hace unas semanas que detrás del humor se ha ido asomando en mi pecho el miedo a lo desconocido, a ir haciéndome mayor, viendo en mi cara el paso del tiempo y en mi pelo cada vez más canas que me recuerdan que nacemos, vivimos, si queremos nos reproducimos y en algún momento moriremos.

¿Y que habrá después de ese último capítulo de la vida? Parece mentira pero es algo a lo que llevo un tiempo dándole vueltas, y al final me termina agobiando, porque creo que la vida aun con sus baches está siendo una auténtica pasada vivirla.

Mirando la foto de aquella niña que fui, recuerdo sus sueños y me inunda la emoción y la risa:

- Ser la primera presidenta mujer de este país.
- Leerse todos los libros del mundo.
- Poder hacer el cortometraje que me vino a la cabeza en la cocina de la casa de mis yayos cuando le hice una pregunta a mi madre.
- Poder subirme encima de las tablas de un escenario.
- Dirigir una película como mi admirada Pilar Miró, que fue el primer trabajo que serio que realicé en mi vida escolar y ahí entre tantas monjas, yo decidí, exponer a una mujer.
- Viajar a Londres a ver la casita de Basil el ratón superdetective.
- Ver a Take That en Reino Unido.
- Conocer al "príncipe" de mis sueños.
- Escribir libros sin descanso y con pasión.
- Tener una vida propia y una independencia económica.

Y entre todos esos sueños, jamás estuvo el ser madre, que a día de hoy todavía mantengo porque creo que para esa decisión hay que estar concienciada, y yo sigo queriendo tener una vida propia, en la que yo sea la protagonista. Llamarme egoísta, pero en mi casa me educaron en el respeto y la libertad.

Echo la vista atrás y veo como me sorprendo a mí misma de las cosas que he podido conseguir, las cosas que siguen en el horizonte y lo bien acompañada que estoy en este viaje. Primero por mi familia que me ha demostrado en los últimos años que no me ha dejado sola en los momentos de no tantas risas; segundo por la familia elegida; y tercero por el hombre que me quito las historias de princesas de la cabeza con las que me había criado y lleva enseñándome, acompañándome, queriéndome y respetándome casi 17 años. Y es que aquel verano del 2007 cuando decidí contarle a David lo que sentía por él, ninguno de los dos creyó que llegaríamos al día de hoy.

David, ese hombre con el que ser feliz, crecer, aprender y vivir. No todo siempre es de color de rosa pero hemos descubierto que el amor entre los dos no lo puede todo, pero ayuda y el trabajo diario y el respeto ha ido creciendo hasta llegar a un punto en el que mi felicidad la vivo junto a él.


Dicen que los 40 son los nuevos 30, y creo que es una chorrada para no asumir el paso del tiempo. Yo ya he vivido los 30, unos 30 que me han enseñado lo fuerte que soy y la perseverancia que me acompaña, porque cuando me propongo algo no hay nada que me pare. Pero llegó a los 40 trabajando el carácter y el pronto que con los años se me ha disparado y con la intención de seguir disfrutando de mi trabajo cada día, queriendo dormir cada noche con David y con el objetivo que nada llega solo, hay que trabajarlo, y yo me siento con las ganas y la ilusión de cuando tenía 20 años y decidí estudiar Interpretación.

Así que rinconeros y rinconeras, en este día, me vais a permitir que me felicité a mi misma por mi nueva edad y por todos los sueños que esa niña del comienzo la faltan por cumplir.






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