Recuerdo la llamada de mi madre ese 17 de abril de 2014 en una terraza del Barrio de la Concepción celebrando mi 30 cumpleaños en la que me contaba que Gabriel Gª Márquez había fallecido. Mi Gª Márquez, aquel que cuando tuve que dejar de ir al colegio me acompaño más de seis meses de encierro físico y emocional.
Ese El coronel no tiene quien la escriba o Crónica de una muerta anunciada solo fueron los primeros títulos de aquel romance literario que a día de hoy, continúa. Es verdad, que el paso del tiempo también influye en mi concepción de la lectura, y hay textos de él que ya no comparto sobre todo por la mirada hacia la mujer, pero Gabo, siempre será ese escritor que junto con La cabaña del tío Tom me hizo madurar en mis lecturas, dejar esa Natalia infantil y juvenil a recibir a la adolescente dolorida y avergonzada que fui.
Escuchando La Cadena Ser, me quede de piedra cuando escuche la noticia de que la nueva y breve novela de Gª Márquez salía a las librerías y con polémica, porque es una historia que él nunca quiso publicar pero sus herederos, casi una década después de su fallecimiento han decidido publicar. ¿Por que? Dejémonos de poesías y decir que por los y las lectoras, porque el dinero muchas veces, por no decir la gran mayoría de las veces, gana.
Y sí, me lo compré ese mismo fin de semana que salió a la venta y una buena gastroenteritis me invitó a ponerlo en mis manos y cayo en una tarde En agosto nos vemos.
"Cada mes de agosto. Ana Magdalena Bach el transbordador hasta la isla donde está enterrada su madre para visitar la tumba en la que yace. Esas visitas acaban suponiendo una irresistible invitación a convertirse en una persona distinta durante una noche al año.
Una obra escrita en el inconfundible y fascinante estilo de Gª Márquez, es un canto a la vida, a la resistencia del gore pese al paso del tiempo y al deseo femenino. Dicen que un regalo inesperado para los y las innumerables lectoras del Nobel colombiano".
Una lectura breve.
Una lectura donde encontramos ese ilusionismo mágico del que era un genio.
Una lectura que se centra en el detalle del entorno y de los personajes hasta el más mínimo.
Una lectura que habla de libertad, engaños e infidelidad.
Una lectura inacabada.
Pero, en el fondo, una lectura grata, porque reconocer a la persona que está detrás de esas líneas creo que es una gozada. Desde este rincón, solo agradecer a Gabo, su literatura que seguirá acompañándonos durante toda nuestra vida, con el futuro por delante, porque mientras una persona lo lea o lo nombre, él seguirá vivo.
Está siendo un lunes intenso porque a mi insomnio se le ha juntado la espera de la decisión de Pedro Sánchez si seguir como presidente o no, pero esta es una reflexión más amplia, que compartiré con vosotros y vosotras esta noche.
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