"Esta es la historia de una chica que tiene todo lo que una joven puede desear en el Nueva York de los años cincuenta: una carrera prometedora, un pretendiente que estudia medicina y toda una vida por delante. Esther Greenwood ha ganado una beca para trabajar en una revista donde podrá realizar su sueño de ser escritora. Pero entre cócteles, noches de fiesta y pilas de manuscritos descubre su vida empieza a desmoronarse. Esther-alter ego de la autora -se encierra a sí misma, como si estuviera atrapada en una campana de cristal- respirando continuamente el mismo aire viciado y sin posibilidad de escapar".
El puente de San Isidro después de un fin de semana de acampada donde el cansancio se dio la mano con la felicidad, fui a comprar las entradas para ver a Raphael en diciembre con mi madre. Y ¿Cómo poder pasar por la puerta de La casa del Libro sin entrar y por supuesto comprar?
La campana de cristal fue uno de los tres libros que me lleve ese día, con alegría porque hasta que comencé a leer libros sobre feminismo no había oído nunca hablar de la poeta Sylvia Plath, una mujer con un enorme talento que la salud mental y su fragilidad la persiguieron durante su corta vida.
Esta novela fue la única que escribió, y solo tres semanas después se suicidó en su casa metiendo la cabeza en el horno. Una de las pocas que ha sido muy reconocida después de fallecida y poniendo en valor la fuerza y feminismo de sus poemas. Una mujer que nació en la época en la que Betty Friedan nos hablaba de La mística de la feminidad, donde se nos enseñaban a mujeres felices con la limpieza de los baldosines de sus baños, solo para el disfrute de su marido que era el que trabajaba de forma asalariada fuera de casa.
Un libro que nos cuenta la historia de Esther pero basado en la juventud de Sylvia, nos traslada a ese viaje a Nueva York y las consecuencias que tuvo al regresar a su casa y observar lo que podría ser su vida.
Leer como se manejaban las enfermedades mentales en esos años duele profundamente, porque no era solo el estigma sino unos tratamientos dolorosos que no ayudaban al bienestar y mejora de los y las pacientes.
La campana de cristal no busca ser una historia amable, sino contar la historia no solo de Esther -Sylvia- sino de muchas que a las que se le prometió La luna y acabaron en casa llena de hijos o hijas, limpiando, haciendo tartas y con ese sentimiento de no ser tan felices como las vendían los anuncios.
Ha sido una lectura fácil, nada enrevesada donde me he deleitado de como Sylvia abordaba temas como:
- La sexualidad en la mujer.
- La importancia de permanecer virgen hasta el matrimonio.
- El no tener en cuenta la salud, sino asociar la salud mental a malestares exclusivamente femeninos.
- El difícil acceso de la mujer al mercado laboral.
No hago la pregunta, si podéis cogerlo y leerlo, porque es una absoluta maravilla.
Y me despido de vosotros y vosotras con una de las frases del libro: "Respire profundamente y escuché al antiguo estribillo de mi corazón... yo soy, yo soy, yo soy".
Un beso muy fuerte, feliz lunes y espero veros mañana una nueva mujer que descubrir :) :) :) :) :)
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