Hasta el 15 de julio podemos ir al Teatro del Barrio de Madrid a ver a Gabriela Wiener con la obra, Qué locura enamorarme yo de ti.
Una obra que según su sinopsis se inscribe en las reflexiones más recientes sobre los modelos familiares y el estatuto romántico. Fiel a su poética, Wiener aterriza en el Barrio con discursos acerca del poliamor o la anarquía relacional en su propia experiencia con resultados asombrosos. Operan en este monólogo dramatizado, tanto las pulsiones emocionales como políticas de su autora, y es en ese encuentro, que es más que a menudo un enfrentamiento, que se abren luces sobre el dolor, el complejo, la mentira, los celos y, finalmente, el amor.
Todo aquello que nos une más allá de cualquier postura teórica o ideológica. Y es que además, tremendamente divertido.
Gabriela tiene un esposo, una esposa, dos hijos, y una cama de cinco metros. En casa estalla una repentina "crisis de pareja", en pleno postparto de un bebé colectivizado, en la mismísima primavera del (h) amor libre. La falsa celebridad del poliamor pagará cara su poco trabajada monogamia, su mala autogestión de los afectos y su promiscua falta de ética.
Mientras vemos nacer en una piscina inflable al mesías del poliamor, vamos cayendo en cuenta de que el único espacio seguro que nos queda es una canción de Eddie Santiago.
Y como he puesto en mis redes sociales, os voy a compartir mi opinión acerca de esta meada fuera del tiesto que ha dicho Florentino Fernández. Cómo dice Carme Chaparro en el título de su libro, calladita no estás más guapa, por lo que no me voy a callar ante tal estupidez.
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