Un solo instante que cambio sus rumbos: Vidas arrebatadas de Pepa Bueno

En el mes de febrero en el programa La Ventana de la Cadena Ser, se hizo una breve lectura dramatizada del libro con el que quiero comenzar mi última semana de 36 vueltas al Sol, Vidas arrebatadas de la periodista Pepa Bueno. Se me encogió el corazón y comencé a llorar pero no de emoción ni alegría sino de la más absoluta tristeza de conocer la historia de dos hermanos: José Mari y Víctor.

Una historia que nos traslada al 11 de diciembre de 1987, José Mari tenía trece años, y Víctor, once. Residían con su familia en la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza.

Poco después de las seis de la mañana el edificio voló en pedazos. Solo una pared quedó en pie. En ella se apoyaban las camas de José Mari y Víctor, que, tras la explosión, despertaron para encontrarse sobre si un abismo de escombros. Aún no sabían que su madre, su padre y su hermana de siete años acababan de morir.

Con la serenidad del buen periodismo y la emoción contenida, Pepa Bueno narra la historia de dos hermanos, jóvenes retirados que todavía luchan con sus fantasmas.

Es un libro tremendamente emotivo y triste. Una circunstancia tan abrupta y dolorosa, cambio definitivamente la vida de esos dos niños, sus pasos, sus futuros, los hombres en los que se convertirían. Pepa Bueno no solo nos cuenta la historia en primera persona de José Mari y Víctor sino que nos hace una radiografía de aquellos finales de los 80, como era la sociedad española, y como ETA estaba dispuesta a causar el mayor dolor posible a todos y todas las que pudiera. Ya no importaba si había menores por medio, golpear y sesgar vidas fue su objetivo.

- Todos los caminos que han debido transitar José Mari y Víctor.

- Sus dolores.

- Sus penas ahogadas en el alcohol.

- Su estrés post traumático que no ha sido reconocido hasta la entrada del nuevo siglo.

- Como no fueron reconocidos como víctimas del terrorismo ni tratados como tal .

- Como se han podido sentir utilizados por algunos y algunas para actos.

- Como fueron abandonadas por aquella poca familia que les quedo después de ese fatídico 11 de diciembre.

- Como todo el mundo paso por alto que aquellos dos jóvenes guardias civiles habían sido golpeados por el terrorismo y hasta a uno le mandaron al País Vasco.

Una serie de vivencias y factores que hacen que esta historia, magníficamente escrita por Pepa Bueno sea imprescindible de leer, no nos podemos permitir olvidar nuestra historia, ni dejar que otros u otras la escriban con otros fines, no podemos dejar abandonados y abandonadas a todas esas víctimas que les sesgaron sus vidas, porque el Estado debería haberse hecho responsable de ellos y ellas.

Desde aquí solo me queda recomendároslo, mandar el abrazo con más cariño a José Mari y Víctor si es que alguna leyerais este post, y gracias a Pepa Bueno por contarnos esta historia.

Muchos besos rinconeros y rinconeras y jamás olvidemos lo que ha padecido este país y a las víctimas que lo sufrieron y siguen padeciendo 

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