Si ha habido un actor que me ha marcado y la historia de nuestras películas, ha sido Robin Williams, ese actor de la eterna sonrisa, que nos hizo disfrutar momentazos buenísimos como:
- Su transformación en La señora Doubtfire.
- Hacernos volver a la infancia haciendo de Peter Pan en Hook.
- Su discurso en el Club de los poetas muertos.
- O esa frase que a mi me trastorna: No fue tu culpa Will.
Detrás de este actor y cómico magistral había una vida y unos últimos años marcados por un tipo de demencia conocida como Los cuerpos de Lewy (DCL) que provocaron que esa sonrisa poco a poco se fuera apagando.
Os quiero proponer para este sábado noche ver un documental que podéis encontrar en Filmin, El deseo de Robin.
Un emotivo documental que relata los últimos meses de la vida del actor y su legado en su profesión, que es incuestionable. A través de diversos testimonios entre los que destaca los de sus esposa, Susan Schneider, que nos descubre los efectos del trastorno neurodegenerativo que padecía y que no conoció hasta que Robin falleció.
Poniendo en el foco esta enfermedad, haciendo una doble valor: pedagógica de enseñanza; y concienciación, para las personas.
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