martes, 24 de diciembre de 2019

Feliz Navidad rinconeros y rinconeras

Desde hace unas semanas he dejado de poner el @ para despedirme de vosotros y vosotras porque estudiando un curso que comencé en octubre sobre igualdad y coeducación, en unos de sus temas, usaban el lenguaje inclusivo el cuál trato de utilizar diariamente -porque sí el vocabulario es muy importante- y compartían como el uso del @ puede ser bueno pero para personas con diferentes necesidades que usan dispositivos para leer, ese carácter es un problema, así que adiós al rinconer@s.

Habiendo hecho este apunte, de nuevo un año más me quiero sentar esta Nochebuena para desearos a todos y todas una feliz noche y que mañana paséis un estupenda Navidad en compañía de vuestra familia, porque en la vida muchas personas pasan por ella, pero la familia es la que siempre queda, la que siempre está, a la que:

- Puedes recurrir
- Puedes llorar
- Puedes reír
- Puedes ser tú mismo o misma

Para mi las Navidades cambiaron hace casi dos años cuando mi yaya se fue, porque no hay día que no la recuerde o eche de menos, ella era como mama gallina con todos sus polluelos y polluelas alrededor, y es complicado adaptarse a la nueva situación y muy difícil aprender a vivir sin ella.


Pero también todo es más fácil cuando hay niños o niñas en la familia, y en la familia se nos mandó un ángel rubio, muy rubio, que hace que todos y todas vivamos la vida de forma diferente, más alegre, porque vivimos y vemos la vida a través de sus ojos azules y él nos enseña que el amor todo lo cura, y la ternura debe ser algo que nunca nos debe faltar.

Nunca deben faltar dos besos, decirle a tu gente que la quieres y por encima de todas las cosas compartir momentos, porque esos son los que se te quedarán de por vida.

Cuando era niña he sido muy afortunada teniendo una familia que me quería y me protegía, ya no solo la directa sino también la de mi yaya y mi yayo, y gracias a ellos y ellas tengo las navidades clavadas en el corazón y me tomó como un homenaje disfrutar de estas fechas porque eso es lo que viví de niña, y no hacerlo sería no honrar la memoria de esas cada vez más sillas vacías en la mesa.

Estas Navidades no han comenzado de la mejor forma posible, como compartí hace unos días, una tía falleció después de unos meses de lucha y terror, y aunque está siendo duro para mi madre y para mi, porque si ha habido alguien que nos ha cuidado, protegido y querido sin duda fue ella, tratamos de recordarla cada día con una sonrisa en la cara y con el corazón lleno de amor que es lo que ella hizo con nosotras.

Ella siempre en la sombra -y no porque fuera pequeñita de tamaño porque realmente era enorme- sino porque a ella no la gustaba hacerse notar, pero la sentías y sabías que ahí la tenías tanto para las risas pero también para los llantos, porque fueron muchos los que ella vivió a nuestro lado.

Unas Navidades donde por primer año no me podré juntar con todos y todas mis tías, ni mis primos y prima, porque ya sabéis los calendarios familiares en cuanto a las fiestas siempre van por otro lado, pero buscaremos un hueco para vernos y compartir, reír y seguir viviendo en familia que es en lo que mis yayos nos educaron.

Esos yayos que cada día recuerdo, a los que cada día recurro en voz alta y a los que siento muy dentro de mi, porque lo único que dejaron en mi fue amor.

Así que nada rinconeros y rinconeras, cuidado con los excesos navideños que luego hay que quemarlos y sobre todo si vais a conducir, cuidadito al volante que mañana os quiero ver aquí el día de Navidad con una ensalada -aunque más bien escasa- de estrenos de cartelera y de plataformas digitales.

No soy mucho de villancicos pero es que escucharlos es escuchar a mi yaya canturrearlos, así que rinconeros y rinconeras Feliz Navidad



:) :) :) :) :)

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