domingo, 10 de marzo de 2019

Calladitas nunca estaremos más guapas

Como os decía ayer estaba todavía bajo los efectos de la resaca emocional que ha supuesto este 8M para mi a nivel emocional, porque ni en mis mejores sueños hubiera imaginado esa marea morada que el viernes tomo las calles de Madrid, demostrando que ese refrán de "calladita estás más guapa" no va con nosotras las mujeres.


He cogido prestada esta foto de internet porque por mucho que yo os pueda decir era impresionante la cantidad de mujeres y hombres que íbamos a paso lento pero firme y sin miedo a reclamar lo que por justicia nos debe ser reconocido, la igualdad efectiva.

Pero empezaré por el principio de mi 8M:

Me levanté muy pronto, porque había decidido que quería hacer huelga en mi puesto de trabajo y quería que este día fuera distinto desde sus primeras horas.

Lo primero que hice fue ir a la Plaza de Quintana en mi barrio donde había convocada una concentración feminista a las 12 horas y ahí empezar a sentir que ese día sería histórico, porque había muchas mujeres y de unas edades muy diversas que a mi lo que me hacen es emocionarme, porque desde gente muy joven -niñas y niños incluidos- hasta señoras que bien podían tener la edad de mi yaya, dando un discurso emocionante y luchador, poniendo en valor ya no solo el movimiento de ese día sino de los 364 restantes -que por cierto sin él nada hacemos-.

Y ahí en esa plaza me lleve la grata sorpresa de encontrarme a una persona a la que le tengo mucho cariño, así que claro así el día pintaba bien.



De ahí fui a pasar un ratito con las mujeres de mi vida: mis dos mejores amigas y las "perlitas de Huelva" de una de ellas. Y ahí viéndolas a ellas tenía la fuerte convicción de que toda esta lucha es en gran parte para que ellas tengan todo este campo ya abonado y no padezcan lo de nosotras a día de hoy.

Porque os recuerdo que el viernes a escasos 15 minutos de donde yo vivo una mujer fue asesinada con 80 años, pero a estas horas ya van tres mujeres asesinadas a manos de sus parejas.

Como os decía además lo pasé con la "maestra de mi vida", mi madre, que el día de antes nos había preparado unas lentejas, para coger fuerzas para la tarde-noche que se avecinaba por el Centro de Madrid donde nos esperaba unas 350.000 mil personas más para no solo llenar Madrid de morado, sino para con un solo corazón reclamar que debemos vivir en un estado igualitario donde las mujeres no suframos entre otras:

- Una violencia de género que ha sesgado la vida de unas mil mujeres -pero este dato es solo desde que se han cuantificado-.
- Una violencia sexual que crece por momentos, haciendo la vida de las mujeres mucho más complicadas, con respeto y precaución a salir ya no solo por la noche, sino a plena luz del día donde cualquiera se cree con el derecho de decidir sobre nuestros cuerpos
- Un techo de cristal en donde parece mentira pero aunque haya mujeres muy preparadas y cualificadas no podrán llegar a puestos de responsabilidad solo por el hecho de haber nacido mujeres
- Una nula política de conciliación de la vida laboral y familiar
- En el horizonte se ven políticas muy restrictivas en cuanto a derechos que debemos tener, porque nuestros son exclusivamente nuestros. Pero viendo lo de ayer, está en nuestras manos salir a votar el 28 de abril y votar ya no solo según nuestros principios sino con filosofía feminista
- Necesitamos y queremos referentes femeninos en todos los ámbitos de la sociedad
...

Y así alrededor de unos 1.000 motivos que llevó a muchas mujeres a que hiciéramos huelga o no, parones o no, pero que en el fondo de nosotras muchas sabemos que ni de lejos gozamos de esa igualdad que a algunos les pone tan nerviosos.


Y así sobre las 17 horas salimos de casa dirección el Ayuntamiento de Madrid para tomar desde ahí una marcha que deseábamos que superará las cifras del año pasado, y vaya si la sobrepaso, porque un trayecto desde la estatua de Cibeles a la esquina de la boca de metro de Banco de España (la de arriba no la pegada al ejército) tardamos dos horas y media.

Dos horas y media de muchas personas, de muchos apretones, pisotones, cantos, bailes, gritos, rabia... pero sobre todo celebración, aunque me dio la sensación de que también había postureo.

Celebración de cada vez son más las y los -no os engañéis sino involucramos a los hombres no conseguiremos nada de nada- que toman conciencia del grave problema patriarcal y machista que sufre este país desde el barrio más pequeño hasta el órgano que se supone que debe impartir justicia en esta país.


Durante ese trayecto que aunque fueron muchas horas a mi se me paso realmente corto, pudimos encontrarnos caras familiares, y no tanto que como mi madre y yo habíamos salido a ocupar las calles y reclamar el espacio que nos merecemos...

Una batucada de ilusión y música iba recorriendo las calles de Madrid, también para demostrar que juntas, fuertes, empoderadas y alegres somos capaces de movilizar un país entero y saltar a otros, demostrando a nuestras compañeras que ni el miedo ni el pensar que no sirve para nada nos debe tener encerradas en casa, porque las calles también son nuestras.

Lo viví desde la contención que se desbordo con emoción de ser consciente de que sí señoras ayer estábamos haciendo historia, y paso a paso, piedra a piedra vamos marcando lo que debe ser nuestro por ley y que con nuestros derechos no estamos dispuestas a dar ni un solo paso atrás.

Allí rodeada de tantas mujeres, hombres, niños, niñas, chicos y chicas jóvenes, que me iban mostrando como cada vez van tomando conciencia que la lucha feminista es una lucha justa, en donde los hombres no deben tener miedo porque no queremos hundirlos solo queremos que se nos equipare con ellos.

Esa jornada histórica con "mis chicas de la tarde", esas buenas compañeras que conociéndome con mis defectos y virtudes me respetan en mis ideas pero sobre todo me quieren.



Y así con el himno de este año me despido de un fin de semana histórico, pero recordar nos seguimos viendo en las calles, porque nada más que miremos un poco para otro lado nos intentarán bajar la cabeza.

Gracias a todas las que me inspiráis, enseñáis y me hacéis que el miedo y la vergüenza se queden de lado porque nuestro fin debe mover nuestros pies y corazones

No olvidéis nunca que sois maravillosas!!!


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