domingo, 22 de noviembre de 2015

Semanas de aprendizaje, de altos, bajos y articulaciones en crisis....

Buenas tardes a tod@s ¿Qué tal lleváis el fin de semana? No notáis que además de que además que han bajado las temperaturas de forma considerable se nota como el ambiente navideño invade las calles de las ciudades, en este caso Madrid.

He querido dejar para hoy domingo un espacio que quizás a mi, a nivel personal me sirva como descarga emocional, pero espero que a muchas personas les pueda servir, porque hace unas semanas estoy viviendo unos contrastes tremendos en mi vida: felicidad de estar aprendiendo en las prácticas y compartiendo mis días con gente que me enseña muchas cosas, contrastado con que te den una noticia de salud que la notas como un guantazo sin manos.

Hace casi diez días, aunque creo que realmente debería decir hace casi 8 años me vida cambió cuando empecé a sufrir unos dolores de espalda y de cuerpo en general que eran para no poder vivir tranquila, a eso le vinieron hernias de disco, lumbociáticas.... y así llegó a mi vida la espondilitis anquilosante, de la que además os he hablado en varias ocasiones.

Desde hace unos años, unos cuatro me fue aprobado por la Comunidad de Madrid un tratamiento llamado Humira, que consiste en inmunodepresores ¿Y qué es eso? Pues que ese pinchazo (el chute como lo llamo yo) me baja las defensas y así me alivia los dolores, alternando con unas pastillas que atenazan que sea una persona propensa a coger de todo y que me dure más de lo normal.

El tratamiento fue complicado hacerse a él, y no por tener que pincharme cada quince días, sino que hasta que el cuerpo se acostumbro y pude volver a llevar una vida en la que los dolores no fueran la premisa, pues paso un tiempo prudencial.

Un tiempo prudencial en el cual he vivido que por culpa de esas defensas, mi boca sufra más de lo normal, mi cara se haya llenado de granos dado que a mi piel ha cambiado, mi estómago sufra gastroenteritis, o que un simple constipado me deje doblada en cama varios días más de los normales.

Hace una semana, yendo a una consulta rutinaria, mi reumatóloga me confirmo lo que sospechábamos desde hace unos meses viendo los resultados de los análisis, que a nivel físico me encuentro mejor porque he vivido épocas de no poder andar, pero que a nivel de salud eso no iba a bien y puede ser por dos causas:

- Que el tratamiento ya no funcione bien en mi cuerpo.
- O que la enfermedad avance.

Y aquí no me quiero poner dramática, porque la espondilitis no es una enfermedad degenerativa sino crónica, es decir que avanza de que las articulaciones están digamos "chafadillas", lo que hace que los dolores se extiendan.

A mi cara de susto, aunque si os sincera lo preveía porque llevo desde el verano arrastrando un poco el cuerpo que no el ánimo, le siguió el disgusto y los lloros, porque hay veces que no entiendes el porque de las cosas...

Pero pasados diez días asumo que no hay un porque, que no hay una causa, que me ha tocado esto y con ello debo vivir y seguir sonriendo, es verdad que hay días que son muy malos pero las ganas de hacer cosas, de aprender y de disfrutar con la gente a la que quiero son más fuertes que el disgusto inicial, aunque era previsible.

Tampoco lo voy a poner feo gracias a la medicina y a sus avances que este tratamiento no este funcionando como ellos consideran no significa que no haya nada, vamos a probar muchas cosas para que los dolores me dejen en paz. Eso sí y como punto al alza os diré que a pesar de ese cuadro las mediciones que me hicieron eran mejores que las últimas y eso es gracias a mi constancia en cuanto al yoga, y por eso si me permitís me voy a dar la enhorabuena, por mi tozudez y mis ganas.

Todo este "cuadro médico" se alterna con que estoy pasando una etapa preciosa, estoy realizando las prácticas de mi curso del paro en un sitio que me encanta, rodeada de gente que me enseña y aprendiendo cosas que me apasionan... entonces no me parece justo quejarme o llorar, porque la vida me está recompensando desde hace mucho.

Por ejemplo sigo disfrutando de mi abuela, mi familia está sana y dentro de unas semanas iremos de boda, mi padre está sano y con humor, mi madre trabaja y es una persona increíble y que deciros de mi chico, que es un ser humano excepcional, que me hace la vida feliz. y a pesar de que las últimas semanas han sido complejas para nosotros, salimos de esas cosas juntos y reforzados. Así que desde aquí le quiero dar las gracias porque me quiere en mis días buenos pero me siento adorada en los malos, y estos últimos diez días han sido difíciles por muchas cosas más además de mi espondilitis.

No se si alguno que me estaréis leyendo en este momento tenéis lo mismo que yo, pero si es así solo os puedo decir que los días buenos compensan a esos que te hacen hasta que te cueste respirar, que las sonrisas siempre vencen a las lágrimas y que la constancia y la fuerza no está en el cuerpo que indudablemente es una herramienta muy poderosa sino en la mente que hace que salgamos de todos los obstáculos que debemos saltar.

No pasa nada si un tratamiento no sale como deseábamos hay otros, y si éstos tampoco funcionan hay otros, y otros..... debemos confiar en la gente que nos trata y en nuestra fuerza interna que es arrolladora y en muchas ocasiones más fuertes que cualquier medicina.

Nunca pensé cuando era joven y soñaba con dedicarme a la interpretación que la vida me iba a llevar hasta este punto, pero os diré que no me importa, que se lo agradezco porque todo lo aprendido y vivido en el camino hace que valoré de una forma intensa las cosas, momentos y personas que me hacen feliz.

Y tengo la suerte de una familia buena y que mi familia postiza, esa que uno crea con los amigos sea un pilar tan fuerte en mi vida, que ni la vuelta a empezar con las pruebas ni el miedo inevitable a que vendrá o que pasará podrán conmigo.

Y sabéis porque, porque solo el hecho de levantarnos por las mañanas y respirar es para dar las gracias, para sacar la sonrisa y para luchar por conseguir los sueños y las metas.

No quiero despedirme dejando que penséis que este es un espacio triste, porque para más ajeno a la realidad, es un espacio de verdad, de sinceridad, de vida, de alegría y de transmitiros que desde este rincón y desde mi perspectiva de lo cambiante que es la vida, porque siempre termina saliendo el sol, como dice esa canción de Shakira que tanto me gusta.

Pues con esto y deseando poderos contar buenas noticias que se asoman en mi horizonte me despido de vosotr@s hasta mañana, gracias por leerme y estar ahí, esa es una de las mejores medicinas, porque ni en mis días horribles he dejado de sentarme aquí.


:)

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