Situado en un barrio de gran tradición teatral en que ya existían
corrales de comedias -el de la Cruz y el del Príncipe (hoy teatro
Español)- en los siglos XVI y XVII, el Teatro de la Comedia se construyó
en 1874 en un solar de la calle del Príncipe, propiedad de D. Silverio
López de Larrainza, empresario de salas de juego que quiso dejar
constancia de su actividad en la decoración del teatro.
Con la rehabilitación del teatro, se han recuperado espacios y creado nuevos equipamientos: un gran
aljibe para el sistema de extinción de incendios, elevación del
escenario para instalar el peine y el contrapeine, una plataforma para
ampliar el proscenio, y una nueva sala, situada en la quinta planta,
para representaciones y ensayos.
Tras una larga, larguísima espera, en esta temporada 2015-2016 se abre un nuevo
capítulo de la historia del teatro: la Compañía Nacional de Teatro
Clásico vuelve a La Comedia, y lo hace con el estreno de una obra
emblemática de Calderón, El alcalde de Zalamea.
Y como os imaginaréis es de esta obra de la que siento a hablaros hoy jueves, porque no hay nada como ir a nuestras raíces, a nuestra esencia teatral para que el espectador y espectadora sepa que España ha sido uno de los países con más esplendor en lo que al teatro se refiere.
Hasta el 20 de diciembre y bajo la dirección de Helena Pimenta, podemos disfrutar de esta nueva escena de una de las mejores obras de teatro español de todos los tiempos, y además he leído que con un Carmelo Gómez que dan ganas de comérselo.
Además de ser una de las obras más populares y representadas del Siglo de Oro, el clásico de Don Calderón de la Barca, narra la ya conocida obsesión de Don Pedro Crespo por vengar la deshonra que un capitán del ejército ha causado a su hija tratando temas tan actuales como el honor como la dignidad personal, y el individuo frente al poder político y a uno de los temas que más páginas y conversaciones a nivel mundial se tienen, el amor.
Y como una amante ferviente del teatro, os diré que bonito es oír recitar obras e verso por favor, son nuestras raíces, es nuestra historia y rehuir o negarla es negar nuestra propia existencia.
Así que aquí va mi famosa pregunta ¿Nos vemos en el teatro? Yo trataré por todos los medios de ir a verla porque hay cosas que a lo mejor no pasan dos veces en la vida, y tanto la inauguración del Teatro de la Comedia como la obra elegida para abrir sus puertas bien merecen gastarse el dinero.
Besos rinconer@s y hasta mañana viernes, en dónde me sentaré a hablaros de la que espero será el fenómeno en taquillas, algo relacionado con unos apellidos y unos catalanes.... jajajaja
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