Creo que intervienen varios factores:
- Un buen género elegido para la película, en este caso el policial, la intriga, asesinatos....
- Un buen guión, salvo una pequeña cOsa, éste consigue un empaste bien acoplado.
- Una buena dirección, Alberto Rodríguez consigue que cada detalle importe, que cada personaje tenga su sitio y su importancia, da igual el tiempo que salgan porque el caso es que cada minuto cuenta y es nunca mejor dicho, de vital importancia.
Consigue Rodríguez hacer que todo salga como en un buen truco de magia, como en una buena máquina, que todo funcionó a las mil maravillas.
- Un reparto entregado, en el que van mostrando sus cartas pero de una forma tan sutil que vamos saboreando cada carácter, cada circunstancia que rodea a cada actor a cada actriz.
Y es que aunque dicen que todos los caminos llevan a Roma, llegar hasta el camino es duro.
Me resulta casi imposible quedarme con alguien, pero me voy a mojar, Javier Gutiérrez hace un trabajo tan increíble que cuando salí del cine, le dije a mi chico ¿vaya tela con "el Satur", no? y no me equivocaba porque al día siguiente le dieron la Concha de Plata de San Sebastián, decisión que halago y comparto porque de verás es un trabajo cuidado, perfilado, alicatado y maduro y eso enamora, ver como un actor se deja el alma.
Y otro, en este caso, que me fascinó fue el personaje contenido, pétreo y triste de Nerea Barros.
Pero a los muchos factores que os diría, hay uno que resaltó por encima de otros, la fotografía, delicada, directa, sin tapujos, hace que sea imposible despegar los ojos de cada fotograma.
Por eso el día del estreno de la película me pregunté: ¿Es La Isla Mínima, la mejor película del año?
Dos policías, ideológicamente opuestos, son expedientados. La sanción consiste en ir a un remoto pueblo de las marismas a investigar la desaparición de dos chicas adolescentes. En una comunidad andada en el pasado, tendrán que enfrentarse a un feroz asesino.
Con una sinopsis así, hay que ser elegante y delicado para tratar en una película la desaparición y muerte de chicas jóvenes y que no sea algo obsceno ni sensacionalista.
Y esto lo consigue la película, que con una maestría genuina nos va haciendo navegar los atroces hechos, y como sin prisa pero sin pausa cada detalle cuenta y cada hallazgo o descubrimiento nos va acercando a esa isla mínima dónde transcurre el final.
Creo que Gutiérrez y Arévalo hacen un trabajo de esos que se te quedan clavados y tardas días o inclusive no quieres olvidar, y es que encajan, se complementan y van dejándonos entrever cosas de su personalidad y su profesionalidad policial.
Y es que lo que comienza siendo una carrera de fondo para encontrar al tipo o tipos que hacen que tiembles en el asiento, terminas sintiendo asco y un miedo....
Muchas veces mi carácter tiende al deslumbramiento, pero no os exageró si os digo que es una película de culto al género policial, como en su día crearon escuela La celda 211 o No habrá paz para los malvados.
Y es que al salir del cine mi chico me recodó la peli de Mystic River y como fue su avance y un culto hacia el género policíaco y de suspense, no me gustan las comparaciones, pero si os aseguró que tuvo el mismo efecto en mi al ver La Isla Mínima que en su día Mystic River.
¿Será una película de culto?
No lo se, pero lo que sí se es que perdérselo es un acto incomprensible, además que en nada llega la fiesta del cine y podremos disfrutar de las películas a 2,90.... así que una buena elección para ver una grandiosa película a un buenísimo precio.
Solo os digo una cosa para despedirme y es QUE GRANDE ES EL CINE!!!!
:) :) :) :) :)
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