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domingo, 31 de diciembre de 2017

Últimas horas del 2017

En unas horas tod@s estaremos pendientes de las doce campanadas acompañados en su mayoría de personas queridas diciendo adiós al 2017 y recibiendo un nuevo año al que seguro much@s de vosotr@s ya le habéis pedido algo.

Yo en unas horas estaré despidiendo el año en un Hospital de Madrid, cenando con personas que llenan mi vida de amor y luz, porque en las fechas señaladas da igual el dónde solo importa el con quién, y esos para mi son los mejores acompañantes de noche y vida.

Pero no quiero sentarme aquí a hablar de como será mi noche la cuál estoy viviendo con emociones y sentimientos muy encontrados, sino para hacer balance de este 2017 que a medida que ha ido avanzando me ha ido sorprendiendo y regalando momentos que estarán en mi recuerdo para siempre.

Mi 2017 comenzó un poco turbio, porque lo comenzaba en casa sin trabajo, pero el día que cumplí 33 años, la edad precisamente perfecta para mi abuela, volví al trabajo de mi vida con las mejores compañeras y familia laboral que se puede tener. Siempre he oído que en los trabajos no se hacen amig@s, pero cuando varios corazones laten al mismo son, con objetivos comunes y además esos son puros es muy difícil no ser feliz.

Y es que el trabajo esta siendo un pilar y un sustento muy fuerte en mi vida, el trabajo que siempre había tenido en mente, que hace que cada día sienta la necesidad de mejorar, reciclarme y que en la balanza del cansancio, éste no pese porque todo es poco. Trabajar en lo que te gusta y ha estudiado es una pasada.

A esos nuevos pasos laborales le han seguido muchos arrechuchos de salud, tales como:

- La nueva aparición de las anginas, que me dejaron fuera de juego bastante tiempo.
- Ese brote atroz en los pies que me tuvo muy preocupada y con muchas lágrimas de la impotencia de no poder andar.
- La aparición estelar de una cantina mariachi en los riñones.
- Seguir con el estómago dando unos tumbos que me dejan tumbada o en el baño durante días.

Pero nada de ésto ha sido nada al lado de compensar mi vida con mi familia, mi madre, mi chico y el nacimiento de mi sobrina, que os puedo decir ha sido la mayor alegría del año. Porque nunca me cansaré de decirlo, ver la vida a través de los ojos de un niño o niña es de los mejores regalo que puedes vivir. Así que gracias chiquitita mía por habernos hecho tan felices sin tú saberlo a tu tío y a mi.

Un 2017 donde alguien a quien adoro ha cumplido un año de vida, y como pasa el tiempo parece que fue ayer cuando sus padres soñaban con tenerla entre sus brazos y ahora es una realidad palpable, gracias amigos por dejarme vivir a vuestro lado la aventura de ver crecer a vuestra Paula.

Un 2017 donde el peque de la casa ha cumplido la última cifra de un número, 9 años.

Un 2017 donde mi chico se ha asentado en el trabajo que comenzó a finales del 2016 y donde ha encontrado mucho curro, pero una recompensa no solo económica sino por parte de los de arriba, que digan lo que digan siempre viene bien.

Un 2017 donde él y yo estamos viviendo nuestras décimas navidades juntos, gracias a mi amor por acompañarme en la vida y por hacerme sentir la piezza fundamental de su puzzle vital.

Un 2017 donde mi madre ha encontrado trabajo, una felicidad terrible para ella que bien se lo merece, y para mi de seguir aprendiendo de ella, porque la maestra de mi vida nunca deja de sorprenderme para bien y ara mal  porque vaya carácter que se marca :P

Un 2017 que me llevo de vacaciones con los mejores amigos, esa familia que vas formando y que son imprescindibles. Unos amigos que van cumpliendo sueños y que tengo la suerte de compartir junto con ellos. Todo momento, cena, caña... a vuestro lado es una suerte.

Un 2017 que despedimos esta noche con la esperanza que lo que va a venir sea mejor, pero no nos equivoquemos los sueños hay que lucharlos, pelearlos, tirarse al barro, porque nada es fácil ni gratis. Y si nos equivocamos o fracasamos no pasa nada porque por lo menos lo habremos intentado y de ese intento sacaremos el aprendizaje necesario para seguir en la pelea.

Gracias al 2017 por haberme dejado vivirlo al lado de la gente que quiero.

2018 ya te espero con ganas, fuerza, energía, pero sobre todo con ella.


Y a vosotr@s rinconer@s, solo daros las gracias por cada click y comentario que han llenado de fuerza y energía a esta loca que siempre tiene ganas de compartir experiencias, anécdotas, vida.

Pero me es imposible despedir este post sin acordarme de la familia de Diana Quer, todo mi cariño y afecto en estos momentos tan dantescos. Descansa en paz preciosa.

Hasta el año que viene




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