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lunes, 19 de junio de 2017

Si Dios existe seguro que está en él: Padre Ángel, la humildad y la rebeldía

Quizás este espacio lo debería haber escrito antes porque mi admiración por el trabajo del Padre Ángel y la ONG Edad Dorada Mensajeros de la Paz, viene de muy lejos, pero no fue hasta hace casi un año y medio cuando de forma directa pertenezco a ella, habiendo trabajado en varios proyectos y este año de nuevo desde hace unos meses he vuelto con la alegría y la energía de que el trabajo que hacemos nos encanta y vale mucho la pena.


Pero ¿Cuándo fue la primera vez que oí hablar de este señor llamado Ángel?

Hace muchos años hubo una hambruna muy fuerte en Argentina por el tema del corralito y una crisis económica y social brutal. Durante un reportaje de Madrid directo vi por primera vez al padre Ángel y oí hablar de la ONG que él fundó, pero esa tarde detrás del horrible escenario de ver a niños y niñas desnutridos como fallecían en sus brazos, hubo algo en él que me atrajo de forma irremediable.

No se si fue la sonrisa que transmite tanta paz, la tranquilidad, su fe, esa fuerza que vi en él que hizo que Mensajeros de la Paz fuera una constante en mi vida y que de forma indirecta tratará de colaborar en la medida de mis posibilidades.


Hace dos años cuando finalicé el curso de Dinamización Comunitaria, pensé ¿Por qué no escribir y tratar de hacer las prácticas con ellos?

La sorpresa llego cuando apareció el ángel de mi vida, Lucía Antolín y me contestó que por supuesto podía hacer las prácticas con ellos/as. Quien me iba a decir que ese email iba a cambiar mi vida a muchísimo mejor y que esa mujer terminaría siendo una de las más importantes que han pasado por mi vida dándome la confianza y la seguridad de poder trabajar en aquello que había estudiado y que tanto me gustaba. Donde está aunque se la hecha de menos muchísimo, sé que nos sigue iluminando y regañando porque como ella decía lo más importante de nuestro trabajo es con la gente con la que trabajamos.

Y así fue como fui a parar a la ONG que más seguía su trabajo y que más he defendido de situaciones en las que se le ha querido dejar mal.

Con todo este preámbulo diréis, entonces ¿De qué va el espacio de hoy?

Hace unas semanas Lucía López Alonso sacó un nuevo libro sobre la labor y vida de esa sonrisa eterna, del padre Ángel y hoy quiero sentarme a recomendároslo, Padre Ángel, la humildad y la rebeldía.


El padre Ángel cumple 80 años en 2017 y este libro quiere contar su historia. La vida de un personaje peculiar; que recibe a todo el mundo en su iglesia sin preguntar su filiación, que sueña con un mundo más justo para todos y que cada día trata de hacerlo posible. Su actividad imparable, sus dotes de comunicación y su vocación sin límites le han hecho conocido por todo tipo de público, personas que le admiran desde lugares ideológicos muy diferentes. 

El libro aborda los grandes valores que el padre Ángel practica y promueve: la justicia social, la denuncia constructiva, la misericordia cotidiana, la tolerancia, la solidaridad… Su lectura nos ayudará a conocer los proyectos sociales que mejor ejemplifican su labor, entre los que se encuentran la Iglesia de San Antón, la primera parroquia 2.0 en la que los pobres se sienten como en casa, o el restaurante Robin Hood para personas sin recursos, pero con todos los lujos de un restaurante al uso. 

A la vez, la obra nos relata la vida de personajes de todo tipo y condición que se han visto en la calle y que viven gracias a la labor de un hombre digno de admiración como es el padre Ángel. 

Un libro cuya lectura reconforta y anima, para todo tipo de públicos.

Una lectura muy buena para conocer de primera mano la labor de este hombre y de su ONG, que tiene como premisa la educación como valor para evitar la exclusión desde edades muy tempranas hasta adultos o mayores, dando una vida digna y llena de amor a los que han dedicado su vida a formar y crear familias.

¿Qué significa para mi trabajar en esta ONG?

Un sueño hecho realidad porque cuando la conoces desde dentro sabes y conoces todo el trabajo y esfuerzo que hay tanto de empleados y empleadas como de la labor imprescindible de voluntari@s, que sin ellos y ellas la máquina sería de más difícil funcionamiento.

No os voy a engañar trabajamos mucho, pero a mi personalmente me llena mi vida porque nunca creí poder ser tan feliz en un trabajo, porque sabes que de ti y tu esfuerzo depende que muchas personas puedan tener una vida algo mejor.

Poco puedo deciros más, salvo que tengo la suerte de además de contar con unas compañeras de trabajo fantásticas, tener una capitana del barco que además de compañera, siempre nos respalda desde el cariño y el amor. Y eso es una premisa en toda la ONG. Y yo la adoró.

Si no conocéis la labor de Mensajeros por favor pasaros por la Iglesia de San Antón, por un Robin Hood o cotillear por la web y ver la cantidad de diversos proyectos que se llevan gracias al padre Ángel, un señor incansable que lleva sus valores por bandera y muestra como algo tan simple y pequeño como un abrazo nos puede reconfortar.

Siempre lo digo y no me cansaré de repetir que si Dio existe estoy segura que vive en la sonrisa de ese asturiano generoso y BUENA PERSONA. Ójala este año sea el año de verle ganar un Nobel de la Paz, porque si alguien se lo merece seguro que es él.

Con esto y volviendo a recomendar el libro pidiendo perdón porque entre el ajetreo de cosas que hacer y el calor sofocante de este fin de semana me ha impedido sentarme en este rincón.

Muchos besos y hasta mañana con más pero dudo que mejor que el Padre Ángel.

:) :) :) :) :) 


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