Mi acto reflejo instantáneo fue ir corriendo al ordenador y mirar por internet que era esa obra, qué actores iban a estar, eso sí en estos cuatro meses y pico con las entradas guardadas en un cajón en ningún momento he mirado de que iba porque me quería dejar sorprender. Claro os imaginaréis que ese mismo día compré las entradas, ya anhelaba con ilusión que llegará el día de ayer para poder ir a verla.
La Cocina es una obra original del autor Arnold Wesker, que ha sido readaptada por Sergio Peris Mencheta y está ambientada en la cocina del restaurante Marango´s de Londrés en el año 1953.
A las siete de la mañana los trabajadores de la cocina de un gran restaurante van llegando a su puesto de trabajo. Con el primer café hablan distendidamente de sus vidas y mencionan la pelea que tuvieron el día anterior dos compañeros de trabajo....
Este solo es el punto de partida a una de las obras más vivas, más desbordantes y con perdón de la palabra, más cojonuda que he visto en mis 32 años. Solo hay que entrar en la sala del Valle Inclán y ver esa escenografía redonda rompiendo la barrera entre actores y público, porque estaban ahí cerca andando con el público a un solo paso, para tomar conciencia de la magnitud de lo que vas a ver. Todo un enjambre de en dónde parece complicado pero los 26 actores y actrices tienen su espacio en donde se desenvuelven y regalan dos horas y cuarto de espectáculo puro.
Porque lo que se ve ahí no es ni más ni menos que el trabajo de cocina, no hay ninguna trama principal, porque cada uno y una va dejando su impronta y parte de sus historias en las múltiples idas y venidas de la cocina al "salón" donde se sirve la comida. Hubieron dos momentos en especial en donde la cocina está en plena efervescencia que pensé "por favor que esto no paré", la sonrisa de la cara se iba mezclando con un corazón que me latía fuerte y tener que estar con los cinco sentidos muy atenta porque no me podía permitir que se me escapará cualquier detalle.
Eso sí cuánto mensaje importante lanza, porque estará ambientada en 1953, pero bien podría a ver sido ahora, en donde el racismo, la insolidaridad y la supremacía que muchos hombres ejercen sobre las mujeres marcan nuestro día a día.
Cada uno y una de los 26 actores y actrices que ayer se notaba que se estaban dejando lo mejor de sí mismos sobre las tablas del teatro, dejaron en mi su impronta, su historia, y lo que es mejor el ver que detrás había un trabajo muy bien planificado, hilado, desempeñado, en dónde cada cual tiene su sitio y nadie le come el terreno al otro/a, un trabajo de solidaridad y efervescencia, porque cuando crees que has visto todo, la trama va y te sorprende y te para la sangre y hace como la canción "que te suba la bilirrubina", sea más que una canción.
Ricardo Gómez, Paloma Porcel, Javier Tolosa, Ignacio Renggel, Oscar Martínez, Javivi Gil Valle, Mario Tardón, Fátima Baeza, Xenia Reguant, Carmen del Valle, Almudena Cid, Marta Solaz, Natalia Mateo, Diana Palazón, Aitor Beltrán, Pepe Llorente, Silvia Abascal, Patxi Freytez, Romans uárez-Pazos, Nacho Rubio, Victor Duplá, Alejo Sauras, Xavier Murua, Roberto Álvarez, Luis Zahera, José Emilio Gimeno, hacen de lo que a mi me parecía complicado una compactada y perfecta coreografía en dónde te arrebatan el sentido del tiempo porque sientes que estás metido en esa cocina, donde ni falta detalle y hay un trabajo corporal rítmico y delicado.
Me es imposible quedarme con uno o una de ellas, porque comenzando por Ricardo Gómez que alumbra con su frescura, continuando con una recta y fina Natalia Mateo, siguiendo por la señora Silvia Abascal que cada palabra que sale de su boca parece poesía, pasando por el delicado y trabajado papel de Fatima Baeza, Xenia Reguant y Diana Palazón, sin dejar de mirar a un Alejo Sauras que tuve delante y que hace un trabajo de mímica cocinil exquisito, rozando el poderío y ese andar de Marta Solaz, sin dejar de lado ese monólogo INCREÍBLE que se marca Javivi, sin olvidarme de Aitor Beltrán que enamora con cada frase e inocencia, sin dejar de dejarme atónita una Almudena Cid que como estrenó en un teatro es desbordante, ilumina, enamora y empatizas con ella desde el principio.... y así no podría parar porque Roberto Álvarez es un jefe flexible y entregado, un Javier Tolosa que su contención y su rudeza me parecieron de los mejor que había visto en años, un dueño Luis Zahera que sus apariciones son estelares (vaya frases finales se marca)...... y es que es complicado porque todos y todas hacen que nadie sobre y que tod@s y cada de ell@s sea imprescindible en un puzzle, en el que la mano de un hombre que se le nota que ama el teatro como Peris-Mencheta, porque solo alguien que ame el teatro puede dirigir una obra que parece compleja pero que es la muestra fácil, delicada, arriesgada, rápida, dinámica, haciendo que en ningún momento te desenganches, y cuando se acaba, pienses ¿Ya? pero si acaba de empezar.
Much@s en mi vida me ha preguntado ¿Por qué te gusta tanto el teatro Natalia? Hoy lluvioso y gris día solo os puedo dar una contestación, por favor ir a ver La Cocina y entenderéis como un mundo sin el teatro, sería algo feo, insensible, carente de pensamiento, triste, muy gris....
Porque el teatro nos muestra vida pero a muchas entre las que me identificó nos la da porque no concibo mi existencia sin leer ni ver teatro. No hay dinero que pagué esa sensación que viví ayer con mi chico cuando salimos del teatro, porque no nos salían ni las palabras de la magnitud de sensaciones y emociones que habíamos dejado atrás.
Cuando pasen los años y se hablen de obras memorables como Cinco horas con Mario, Medea, La casa de Bernarda Alba, Urtain, yo podré decir "YO VI LA COCINA".
Besos rinconer@s y hasta mañana :) :) :) :) :)
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