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martes, 2 de agosto de 2016

La increíble fusión entre personaje y actriz: Cinco horas con Mario




Hace ya casi un mes que tuve el placer, la suerte y el honor de poder acudir junto con la mentora de mi vida, mi madre a ver una de las obras de teatro más importantes de la historia del teatro en España, una de esas joyas que con el paso de los años siempre podrás decir "yo estuve allí, viéndolo".

Si por algo pasará a la historia Cinco horas con Mario además de por ser una novela imprescindible de leer, también es porque hubo una actriz muy valiente hace casi 40 años cuando asumió la gran responsabilidad de llevar a las tablas a Carmen Sotillo, una señora que te deja de todo menos indiferente y sin argumentos y motivos para hablar de ella, y es ahora que he tenido la gran suerte de ver a Lola Herrera haciendo este personaje, os diré que me pareció fascinante, como una señora se puede meter de esa forma en un personaje, su cuerpo, su cara, su movimiento, su monólogo, su voz, su expresión, su dolor, su humor... todo reflejado de forma magnífica en cada rasgo de la señora Herrera.


La actriz sube al escenario de nuevo para recordar, bajo la dirección de Josefina Molina, la condición de mujer en la España de los 60. Esta obra, escrita por la magistral pluma del autor vallisoletano, es un testimonio de la incomunicación de dos personas, de muchos aspectos de la condición de la mujer en España y un fidelísimo espejo de la vida provinciana española en aquellos años.

Ver el enfrentamiento en cómo dicen "las dos Españas" entre una mujer que lleva la dignidad y el orgullo por bandera y un señor, su marido difunto, que lleva sus ideales y principios a cada terreno de su matrimonio fue algo mágico.

Esos reproches, ese humor negro, esa sinceridad en cada palabra lo hace Lola Herrera desde un plano de realismo que a mi me parece impresionante porque te hace dudar de  estás viendo una obra de teatro o estás viendo a una señora que de verdad está velando el cuerpo de su marido. Y todo esto con una elegancia, desgarro, finura y estética, que rompe la curta pared a patadas para regalarnos a su personaje fetiche, porque de verás Cinco horas con Mario no sería lo mismo y mirar que es bueno, si Lola Herrera no hubiera tenido los agarres de ponerle algo más que una cara y un cuerpo.

Por cierto, ¿Habéis leído Cinco horas con Mario? Madre de mi vida si es que no, de verás que no se a que esperáis porque es una delicia de libro, además que hace años lo compartí por aquí pero dicen que si empiezas a leer la novela tardas cinco horas exactas en terminartela.... Os diré que estas vacaciones de verano me he puesto como objetivo corroborar ese dato :)


Ahora sí que sí yo también podré decir "Yo vi a doña Lola Herrera dar vida a doña Carmen Sotillo"

Hasta mañana :) :) :) :) :)


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