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lunes, 2 de mayo de 2016

Las desgracias nos persiguen o somos nosotr@s quiénes vamos tras ellas... Yo fui la espía que amó al comandante de Marita Lorenz

No hay mejor manera que comenzar esta nueva semana de un nuevo mes que compartiendo con vosotr@s el penúltimo libro que ha pasado por mis manos.

Un libro que me hace reflexionar sobre lo que hoy he querido poner como título de este post ¿Las desgracias nos persiguen o somos nosotr@s también los que vamos tras ellas?

Este sería un buen resumen para la biografía de Marita Lorenz que fue varias cosas durante su vida:

- Víctima del nazismo en toda su crueldad.

- Víctima de abusos sexuales cuando era una niña.

- Hija de padres "cuasi espías" americanos.

- Amante de Fidel Castro.

- Amante de Pérez Jiménez, dictador venezolano.

- Miembro de la CIA, FBI, del equipo que se dice planeo el asesinato de Kennedy....

Vamos que si habría un fregado por en medio, ella estaba siempre por ahí, o bien viviéndolo en primera persona o bien siendo víctima colateral de una guerra fría entre Cuba y EEUU.

La espía que amó al comandante.


No hay personas que puedan decir que han visto pasar parte importante de la historia del S. XX ante sus ojos. O casi por encima, aplastándolos. Marita Llona Lorenz es una de ellas. Nació en Alemania en 1939, 75 días antes de que Hitler invadiera Polonia.

De niña sobrevivió al campo de concentración de Bergen-Belsen. Poco después de la liberación, a los siete años, fue violada por un sargento de las tropas de ocupación estadounidenses.

En 1959, cuando tenía 19 años, conoció a Fidel Castro en La Habana, a bordo del barco de su padre. Se convirtió en su amante. Embarazada de varios meses, la sometieron a un aborto del que en parte culpó a Fidel. Lo que permitió que la CIA y el FBI la empujaran a participar en la Operación 40, la trama gubernamental que, intentó en vano, derrocar a Fidel.

La enviaron de vuelta a La Habana para asesinarlo, pero fue incapaz de hacerlo: seguía enamorada de él. Poco después tuvo una relación en Miami con Marco Pérez Jiménez, el dictador venezolano, de la que nació una hija, Monica. Años más tarde en noviembre de 1963, viajó de Miami a Dallas en un convoy del que formaban parte Frank Sturgis, años después
 detenido en el Watergate, y un hombre que ella conoció como Ozzie, y que no era otro que Lee Harvey Oswald, acusado del magnicidio de John F. Kennedy.

Fue "party girl" con la mafia neoyorquina, de donde salieron algunos de sus múltiples amantes. Se casó y tuvo un hijo, Mark, con un hombre que espiaba a diplomáticos del bloque soviético, misión a la que se sumó. Cuando antes de testificar ante el Congreso Sturgis desveló públicamente en la prensa quién era su mundo empezó a desmoronarse.

La historia de Marita Lorenz tiene luces y sombras. Está construida con recuerdos que ocasionalmente se enfangan en la historia oficial, la desdibujan, la cuestionan y, también la completan. Pero sobre todo es una historia de amor y peligro. La de la espía que, por encima de todo, amo al comandante.


Una vida llena de altibajos en donde si algo queda claro es que no si de verás fue libre para hacer y actuar, porque en muchas ocasiones fue utilizada como una pieza del sistema, pero creo que a ella en determinados momentos no la importó porque era lo que le daba de comer.

A través de este libro Marita nos va descubriendo la historia del S. XX, porque fue parte activa de muchos de los acontecimientos más representativos de éste, es un lujo que ella comparta tantas cosas y que los lectores podamos transportarnos a una vida que espero que por le menos en algunos momentos haya sido feliz para ella.

¿Os lo recomendaría? Pues sin dudarlo, porque además de que a mi las biografías es un género que me apasiona, ella es historia y si ésta no la conocemos somos víctimas de poder permitir que se repita.

Besos rinconer@s y si sois de Madrid que disfrutéis de este día festivo, nosotr@s mañana nos vemos... millones de besos :) :) :) :) :)

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