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martes, 24 de mayo de 2016

Érase una mujer a unos tacones pegada.

Hoy he querido comenzar este post con una símil del famoso poema de Góngora:

"Érase una vez un hombre a una nariz pegado
Érase una nariz superlativa..."

Un poema que compartí con vosotr@s hace unos años porque desde jovencita debo admitir que lo detesté debido a que compañeros y compañeras de mi clase dado que el tamaño de mi nariz es tirando "a grande" siempre se metían conmigo cuando se leía este poema o por cualquier otra tontería, burlas que os resultará estúpido pero todavía a día de hoy me siguen haciendo sentir bastante mal, y es que no sabemos el daño que puede llegar a hacer un simple comentario o una pequeña risa... pero bueno esto ya lo compartí en el pasado, y la verdad es que debo reconocer que a día de hoy esa gente lo que me provoca es un JA JA JA, porque hay que ser muy triste para hacer daño a otra persona solo por reírse, cuando en el fondo quien queda en ridículo y quienes son motivo de risas son ell@s.

Bueno al tema que como siempre me pasa me terminó liando, hoy quiero compartir un par de noticias que como punto común tiene el mundo de los zapatos de tacón.


Y aquí me gustaría lanzar unas preguntas:

Las mujeres porque nos ponemos tacones ¿Por coquetería? ¿Por parecer más altas? ¿Por obligación? ¿Por qué por historia estamos siendo abocadas a subirnos encima de unos tacones para parecer más mujeres o más atractivas?

Pero aquí el mogollón de la pregunta ¿Los tacones son cómodos? ¿De verás ir durante todo el día subida en unos tacones es cómodo o sano para nuestros pies?

Hace unos días se hizo pública la noticia de que una señora británica la habían echado del trabajo por negarse a ir en tacones, y ¿Esto es legal? ¿De verás la valía de un ser humano se mide por los zapatos que lleven cubriéndole los pies? ¿Nada tiene qué ver sus méritos en el trabajo? ¿Si es o no una persona eficaz? ¿Si es una buena trabajadora y cumple con las tareas que se le asignan?

Me parece indecente que en el siglo en el que estamos las mujeres sigamos teniendo que estar sometidas a los malditos cánones de belleza y que para nada se tenga en cuenta nuestros estudios o valías profesionales, vamos que solo se nos trata como simples maniquíes.


Esta foto que aquí os he dejado se hizo viral la última semana porque era una foto de una mujer que enseñaba como se quedaban sus pies después de una jornada laboral subida en unos tacones, ¿Es justo que hasta la salud de la mujer se vea tocada solo por tener que ponerse un calzado determinado?

Pues si de tacones hablamos en el pasado Festival de Cannes, algunas mujeres se les vetó la entrada en el recinto por no ir en tacones, una decisión del todo machista, patriarcal, arcaica y que de verás se deberían hacer revisar porque extralimita los derechos humanos.

Como medida de protesta actrices como por ejemplo Julia Robberts decidió hacer la alfombra roja descalza, mostrando su rechazo ante esta medida y sobre todo algo que yo pongo muy en valor y es que ni la belleza ni la elegancia van subidas en tacones.


Llevar o no zapatos de tacón debería ser una decisión propia de la mujer que es al fin de al cabo quien se los va a poner y nadie y mucho menos un hombre debe poner los límites entre como se debe ir o no, porque sino a quien lo marca y a quien echa del trabajo a una mujer por negarse a subirse en unos, le invito a andar por las calles por ejemplo del madrileño barrio de Lavapiés durante 10 minutos en tacones ¿Como saldría de esa?

La sociedad actual yo creo que marca un machismo de los más altos de los últimos tiempos porque todos los avances que íbamos consiguiendo no por nada sino por simple justicia, van hacia atrás a una marcha que solo nosotras debemos poner el freno. Y gestos como el de Robberts hace mucho a favor de nuestra lucha que también debería ser la de los hombres, porque ni siempre vamos maquilladas, ni siempre estamos divinas, porque no somos nada más que seres humanos, con mayor o menos coquetería, porque ésta solo la podemos marcar nosotras que para eso es nuestra cara, nuestro cuerpo y nuestros pies.

Y no dejemos que nadie ni pareja, ni marido, ni padre, ni hermano, ni amigo, ni nadie nos diga que es lo correcto y que no lo es, porque tenemos la suficiente inteligencia para saber decidir por nosotras mismas sin la ayuda de ningún hombre.

Cuando entenderemos las mujeres que la lucha por la igualdad es una constante no podemos ni debemos bajar los brazos, porque no reclamamos ni más ni menos que lo que nos pertenece.

Y si una mujer se quiere subir en unos tacones lo haga porque le de la real gana no porque nadie se lo diga, asumiendo que sus pies en mayor o menor medida se verán afectados, pero ella libremente elige ponérselos.

Besos rinconer@s y hasta mañana :) :) :) :) :)

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