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miércoles, 17 de febrero de 2016

Techo y comida: terriblemente real.

Después del sustazo con el comencé la semana, hoy me quiero sentar con vosotr@s para compartir lo que me pareció el sábado cuando fui a la Sala Berlanga a ver Techo y comida.

Porque después de ver como Natalia de Molina ganaba el Goya desbancando a la gran favorita Inma Cuesta, era una obligación verla. Y después de verla os digo que hay que verla para que no se nos olvide que por desgracia hay muchas Rocíos en nuestro país.

Porque ahora solo se habla en las noticias de: Caso Noos, corrupción, Esperanza Aguirre, nuevo Gobierno, clínicas dentales... y los ciudadanos y ciudadanas de este país que lo están pasando muy muy mal, que por desgracia son much@s, que? ¿Nadie va a hablar de ell@s?


Jerez de la Frontera, 2012. Rocío, una madre soltera y sin trabajo, no recibe ningún tipo de ayuda ni subsidio. Vive con a su hijo de ocho años en un piso cuyo alquiler no paga desde hace meses, de modo que el dueño la amenaza continuamente con echarla a la calle. Para hacer frente a los gastos de manutención y alquiler, realiza trabajos ocasionales mal pagados y vende en el top manta objetos encontrados. 

Por encima de todo esta película es un drama social, que deja de lado la pena y la beneficiencia para enseñarnos la cruda realidad del personaje de Natalia de Molina, porque no me quiero ni imaginar lo que debe de ser no tener nada absolutamente para comer.

Huye de dramatismos y nos cuenta la realidad tal cuál es, cruda, fea, agobiante, mala, tremenda, triste, injusta, sin sentido... y lo que es peor nos muestra un futuro incierto en el que no sabemos que pasará con esa madre y su hijo.

Debo admitir que la trama total de la cinta la sustenta una joven Natalia de Molina que está tremendamente fuerte y llena de dignidad en cada plano, pero aunque me ha encantado, lo siento me sigo quedando con La Novia, a pesar de como os digo De Molina está increíble.

Lo mejor de esta joven actriz es que es tan joven... todavía le queda tantos y tantos trabajos por regalarnos, que de verás es para relamerse.


Juan Miguel del Castillo se marca una ópera prima responsable, bella a pesar de la dureza de la historia, y todo ello con una mano que nos deja ver plano a plano lo que va a ir sucediendo, o lo que pensamos que va a suceder.

Que alegría que exista el crowdfunding y está película se haya conseguido sacar hacia adelante y llegar a los espectadores, porque no podemos ni debemos olvidar la realidad de este país, os digo por experiencia propia que veo día a día que la Rocío de la película no es una excepción, hay otras rocios con otros nombres, y otros hombres que malviven y luchan día a día para que sus hij@s tengan una barra de pan que llevarse a la boca y quien diga lo contrario miente.

Como anécdota personal os diré que yo tango en mi retina tres escenas de cine de esas que marcan:

"Me llamó Ana, me van a matar": Tesis.
Javier Bardem saltando por la ventana en Mar Adentro para volar por los campos gallegos hasta llegar al mar.
Blanca Suárez entrando en un armario en La piel que habito.

Pues gracias a esta película ya tengo una cuarta escena, en esa retina, que es Natalia de Molina abrazada a su hijo mientras el resto de la humanidad celebramos la Eurocopa 2012 que ganó España, dura, directa al hueso, pero a la vez hermosa y dulce.


Solo puedo deciros que yo tuve sentimientos y emociones encontradas: desagradable porque la historia es atroz, pero agradable porque es una pedazo de película. ¿Si os la recomendaría? Pues por supuesto, porque De Molina es un animal escénico en cada plano, en cada escena, en cada fotografía.

Si se rescatan a los bancos, a las empresas que hicieron las carreteras de peaje... ¿Quién rescata a las personas?

TECHO Y COMIDA PARA TOD@S!!!

Besos rinconer@s y hasta mañana :) :) :) :) :)

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