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sábado, 1 de agosto de 2015

La humanidad no les perdonará: Ernest Hemingway

Hoy 1 de agosto, penúltimo día previo a mis merecidas vacaciones veraniegas (bueno muy merecidas) me quiero sentar con vosotr@s para compartir la columna que el diario El Páis volvió a publicar hace unas semanas, el autor es un señor nada conocido que se llamaba Ernest Hemingway, en él que narraba en primera persona los horrores de los ataques de la aviación y artillería fascistas en la Guerra Civil y fue publicado por Pravda el 1 de abril de 1938.


Y en estos últimos tiempos en los que muchos se creen legitimizados por su mayoría para hacer políticas totalmente insolidarias y dejando a millones de españoles y españolas en la cuneta me parecía un artículo perfecto para cerrar con calidad este rincón. Sobre todo teniendo en cuenta que en España eso que es tan importante para curar y lamer heridas que recibe el nombre de Memoria Histórica no se está llevando a cabo no por justicia sino por ideologías.

En una España en la que un jugador de fútbol se presenta en la presentación de su nuevo equipo con la cara de Franco (recuerdo dictador) en el desfile de la victoria en Madrid, y en que la desgracia de muchos y muchas es tomado como moneda de cambio, creo venía muy al caso este artículo de este casi español de adopción.

LA HUMANIDAD NO LES PERDONARÁ:

"En el curso de los últimos 15 meses he visto los crímenes que se cometen en España por los intervencionistas fascistas. El crimen y la guerra son dos cuestiones superiores. Se puede odiar la guerra, estar en contra, pero puedes acostumbrarte a ella cuando luchas en defensa de la patria, contra la visión del enemigo y por derecho a vivir y trabajar en libertad. En este caso, el hombre no da ninguna importancia a su propia vida, ya que está en juego algo más importante que eso. El hombre que observa y describe una guerra semejante no teme pos u vida si cree en la necesidad de lo que está haciendo. Sólo se preocupa de decir la verdad.

Por eso cuando el Messerchmidt alemán sobrevuela tu automóvil y abre fuego con sus cuatro ametralladoras, te sales de la carretera y saltas del automóvil. Te tiras bajo un árbol si es que hay uno, o en una zanja si es que hay una, o simplemente e un campo abierto. Cuando el avión vuelve para intentar otra vez matarte o sus balas levantan polvo a tus espaldas, te quedas tirado con la garganta reseca... Pero te ríes del avión porque estás vivo.

El avión se lanza en picado, se nivela y arroja varias bombas pequeñas, semejantes a granadas de mano, formando racimos. Resplandecen las llamas, se oye el estallido; luego se levanta una nube de polvo gris. Pero tú aún estás vivo y el Messerschmidt se alejó. El rugido de su motor hace recordar el sonido de la sierra circular de una serrería. Intentas escupir porque sabes por experiencia que no lo puedes hacer si estás realmente asustada. Resulta que tienes la boca tan reseca que no puedes escupir, y te ríes de nuevo. Y eso es todo.

No te pones furioso cuando los fascistas intentan matarte, pero te inundas de cólera y odio, cuando ves cómo matan. Y esto lo ves casi todos los días. Ves cómo lo hacen en Barcelona, donde bombardean los barrios obreros desde una altura tan grande que sólo pueden ver barrios completos y no blancos concretos de estuco. Ves a niños muertos con las caritas cubiertas de estuco. Ves a mujeres muertas a causa de las contunsiones. Ves a muertos que parecen un montón de andrajos. Ves trozos de carne humana de formas tan extrañas que te hacen pensar en un carnicero demente. Y odias a los asesinos italianos y alemanes como nadie en el mundo.

Durante varios meses vives en Madrid bajo los bombardeos. En el hotel donde te hospedas, 53 veces han hecho blanco los proyectiles de artillería. Desde tu ventana ves muchos crímenes, porque al otro lado de la calle hay un cine y los fascistas comienzan los bombardeos precisamente cuando el público sale del local. Saben que habrá víctimas antes de que la gente logre llegara  los refugios.

Cuando los fascistas abren fuego de artillería sobre la Telefónica de Madrid esto se comprende, pues es un blanco militar. Si bombardean las posiciones de artillería y puntos de Observación, es la guerra. Si los proyectiles no llegan al blanco o los sobrepasan, es la guerra. Pero cuando por la noche abren fuego sobre una ciudad con el único fin de matar a gente dormida, es un asesinato.

Cuando ametrallan masas de gente que se concentran a las seis de la tarde junto al cine o las plazas, es un asesinato!

Un proyectil blanco en un grupo de mujeres que guardaban cola para comprar jabón. Cuatro mujeres muertas. Su sangre fría fue literalmente absorvida por la piedra, las manchas ni siquiera se quitaban con la arena. Los cadáveres quedaron esparcidos.

Un proyectil de artillería cayó sobre un tranvía repleto de trabajadores. Llamas, estallido. El humo desapareció, el vagón, volcado. Sólo dos personas quedaron vivas, aunque hubiera sido mejor que muriesen. De los escombros sacan a dos heridos terriblemente mutilados. SE oye el estallido de un segundo proyectil. Y así interminablemente.

Durante todo la primavera, otoño e invierno pasados hemos visto cómo la artillerí fascista cometía crímenes en Madrid. No se podía ver todo aquello sin ira y sin odio,.

Luego comenzaron las batallas de Teruel. Íbamos al ataque junto con la infantería. Entramos en la ciudad con los primeros destacados del Ejército republicano. Durante las batallas en la ciudad hemos visto con qué ayudaba a las mujeres y ancianos en la evacuación. o hemos visto ni un caso de crueldad.

Pero antes de Teruel hubo un bombardeo devastador de Lérida. Luego comenzaron los terrores barceloneses y los ataques diarios de la aviación fascista a las ciudades costeras entre Valencia y Tarragona. Luego los fascistas bombardearon no el puerto, sino la ciudad de Alicante, y mataron a más de 300 personas. Después lanzaron bombas sobre la plaza del Mercado en la pacífica ciudad de Granollers y mataron a centenares de personas.

Los fascistas tienen dos motivos para matar:

- Par doblegar al pueblo español.
- Y para probar en acción las diversas bombas con vistas a la preparación de la guerra en la que piensan Italia y Alemania.

En cuanto a sus intenciones de doblegar al pueblo español, la heroica resistencia contra los fascistas que ahora avanzan hacia Valencia se explica con el mismo grado de odio que los intervencionistas fascistas provocaron con sus feroces bombardeos, al igual que con otras causas.

Los fascistas tendrán éxito mientras puedan chantajear a los países que les tienen miedo. Para los hermanos y padres de sus víctimas jamás les perdonarán y jamás lo olvidarán. Los crímenes que se cometen por el fascismo sublevarán en su contra al mundo entero".

Pues dicho queda la humanidad ni les perdonará y no lo podrán dejar de lado hasta que sus muertos rieguen las cunetas de nuestro país.

Hasta mañana rinconer@s :) :) :) :) :)

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