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miércoles, 25 de marzo de 2015

¿Quién le iba a decir a la pequeña Natalia que un día conseguiría pintarse las uñas?

Desde que era pequeña siempre tengo guardada en la memoria la frase de "Natalia hija dejate las manos" o "Natalia no te comas las uñas" o la típica frase de madre " no te da vergüenza como tienes las manos con esa cara".

Bueno pues creo que por propia experiencia en esta vida que no hay reto que no se pueda conseguir a no ser que seas alérgico al huevo y pretendas apretarte unos huevos fritos con chorizo :P simplemente hay que tener, fuerza, ganas y fortaleza mental porque nuestros objetivos están ahí y en nuestra mano está el conseguirlos o no, pero por lo menos haberlos luchado.

Hace unos años yo veía como algo totalmente improbable el gastar dinero en algo tan lejano como pintauñas, pero un día mi cabeza hizo click y pensó ¿Por qué no voy a poder de dejar de morderme las uñas?


El camino fue largo y costoso porque el acto de morder y comerme las uñas estaba presente hasta en sueños porque os prometo que me las mordía hasta durmiendo, pero un día llamemosle X, me metí en uno de estos sitios tan de moda de uñas, y después del horror visible y hablante de la chica de la tienda en cuestión, decidí ponerme uñas de porcelana durante tres meses para dejar crecer las mías, pero la verdad os diré sin ninguna esperanza, porque tenía las uñas más feas y débiles que os podáis imaginar.

Pero el cuerpo humano nunca deja de sorprendernos y para mi sorpresa y de la chica de la tienda las uñas fueron creciendo, pero no solo ellas sino mi confianza y mi fuerza de voluntad de lucir por primera vez en mi vida mis manos y no esconderlas, porque solo pensar que alguien las viera y me dijera algo me moría de vergüenza.

A cada uña que crecía iba creciendo mi autoestima y mi fuerza.

Un reto importantísimo fue el día que dije "venga quitámelas", y enfrentarme día a día esas manos que durante años había maltratado y llevado a daños que me podían haber causado hasta perder algún dedo.

Y fue un camino muy duro porque mi cerebro tenía programado determinados momentos a morderme las uñas y desactivar esa rutina fue algo complicado, pero a cada día que ha pasado sin comerme o morderme una uña mi autoestima seguía creciendo.


Y de ese momento que ha marcado un antes y un después en la Natalia que un día fui, acomplejada, chiquitita, fea.... a día de hoy el camino de no mordérmelas y comérmelas es y ha sido muy duro porque sigo echando de menos el llevármelas a la boca pero verme unas manos que nunca soñé prevalece a la tentación.

O bueno quizás debería decir que las palabras de mi chico "que manos tan bonitas" o mi abuela que durante años y años luchaba porque su nieta dejará de morderse las uñas me vea las manos y me diga "que bonitas", hace que la tentación quede aparcada.

O pensaréis y este espacio ¿Por qué?

Pues porque lo que para much@s puede ser una tontería para mi era uno de los retos más fuertes junto con dejar de fumar, y los dos han sido golpeados y superados. Lo que os quiero decir es que no hay que tener miedo ni conformarse que a las cosas que no nos gustan o nos perjudican hay que darles cara y no tener miedo a caer porque nadie dijo que conseguir saltar las barreras sea fácil, sino que hay que tener claro el objetivo y seguir corriendo. Porque aunque la meta parezca lejana siempre se termina llegando.


Y no hay reto grande sino ganas de correr, saltar y llegar. Y yo ahora tengo un maletín entero lleno de pintauñas de todos los colores que hacen que me vea tan guapa :P

Besos rinconer@s y hasta mañana :) :) :) :) :)

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