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sábado, 4 de octubre de 2014

Teatro, lo mío es puro teatro: El zoo de cristal

Y no, no penséis mal, mi vida no es puro teatro porque todo lo que vivo y siento en cada momento es real y verdadero, pero lo que si es real, es que amo el teatro.


Y ya no solo de verlo que es una de mis pasiones más increíbles, sino de leerlo, porque lo necesito, porque creo que no hay nada comparable ya no solo a leer -que sí-, sino a leer teatro, adentrarte en la vida y escenas de unos personajes que bien podrían estar vivos.

Pero no solo de novelas y biografías vive el hombre o en este caso, yo, por eso hace unas semanas decidí recuperar viejos libros de teatro que tengo y me acompañan ahí donde voy, y la obra elegida no fue del todo al azar, porque con Lorca, Tennesse Williams es uno de esos autores teatrales que me tiene totalmente enamorada.

Así volví a pescar como la semana pasada con Corazón de Edmundo Amicis, una obra de teatro que hace seis años me robó "el sentío"... El zoo de cristal.

Abandonada por su esposo, Amanda Wingfield se consuela con los recuerdos de su anterior y más elegante forma de vida en Blue Montain, cuando era perseguida por sus pretendientes.

Su hijo Tom, un poeta que trabaja en una zapatería, desea vivir aventuras y escapar de la sobreprotección de su sofocante madre. Y Laura, su lisiada y tímida hija, tiene sus animales de cristal y sus recuerdos en las cuáles refugiarse.

Amanda busca de una forma desesperada un marido para su hija. Sin embargo, cuando el tan esperado pretendiente llega, las ilusiones románticas de Laura terminan rompiéndose en mil pedazos.

Y es que la fragilidad de la familia y de Laura, es tan delicada como los animales de cristal que tiene y cuida como si fueran de su propia familia, y es que hay muchas veces que creo que es verdad que alejarse de la realidad y refugiarse en algo, aunque sean animales de cristal, es sano para la mente.

Porque superar las expectativas de una madre debe ser difícil más cuando Laura no se valora debido a una discapacidad física que Tennesse nos cuenta que tiene esta hermana de la obra.

Una de las cosas que más me gusta es la importancia y la relevancia de cada personaje, pero sobretodo el sobrecontrol de la madre, de Amanda sobre sus hijos, y como éstos luchan contra esta sobreprotección de ella, cada uno a su manera.

Y lo que es mejor, como el personaje del padre, que solo está en un retrato toma una importancia increíble en la obra, siendo el motor de los males de la madre y de sus hijos porque descarga en ellos todas sus frustraciones y decisiones pasadas.

Esta obra refleja la necesidad de soñar.

Escrita en 1944, fue la primera obra de Williams que se estrenó en el teatro. Precursor del realismo psicológico norteamericano, testigo de la decadente y axfisiante sociedad sureña, supo plasmar con una sutil y tórrida profundidad del desamor, las represiones sexuales, raciales y sociales de ese mundo cruel y perverso que es la sociedad en la que viven los personajes.



Solo os puedo invitar a leer a uno de los mejores dramaturgos de este mundo nuestro, y es que el universo y la vida de Tennesse se ve muy reflejada en cada una de sus obras, una vida llena de ocultismo de no poder decir que sentía y por quién de verdad y con unos recuerdos infantiles y juveniles bastante perversos, porque la importancia y la presencia de su hermana es una constante en sus obras.

Porque como os he dicho antes en esta obra, la fragilidad de la familia es proporcional a la fragilidad de los animales de cristal.


(Espacio escrito hace tiempo del señor Williams)

Besos rinconer@s y hasta mañana domingo, en el último día de esta lectora semana, con la biografía de un hombre que decía: "La única diferencia entre un loco y yo, es que yo no los estoy" ¿Quién es?, tic tac tic tac...

 :) :) :) :) :)

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