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lunes, 25 de agosto de 2014

La ladrona de libros: cuando el poder de las palabras y de la imaginación se convierte en una forma de escapar.

Todo lo que conlleve le lectura y los libros de siempre ha llamado mi atención de una forma increíble, así que cuando vi que se estrenaba la película llamada La ladrona de libros ¿Cómo no iba a llamar mi atención?

Esa misma semana saliendo a andar vi en una librería de mi barrio un libro con ese título y claro no había que ser muy inteligente para darse cuenta que esa película que tanto había llamado mi atención estaba basada en un libro, y claro era obligatorio leerse primero el libro y luego ver la película, porque siempre se constata que los libros son inmensamente mejores que las películas y en este caso, también.

Pero hoy solo me quiero centrar en el libro, que no he querido ver ni de que iba, ni cuál era su trama hasta que lo consiguiera leer, y gracias a mi preciosa prima, esta última semana me lo terminé y lo que en él leí me gustó, me horrorizó, me enfrascó y sobretodo no me defraudo, porque la espera para leerlo a merecido la pena de sobra.


Así que claro intuiréis después de toda esta charla que hoy quiero hablaros del libro de La ladrona de libros de Marcus Zusak.


El primer robo ocurrió unos meses antes de que Alemania entrará en guerra con Europa. Era un día gris, prefacio de los tiempos que se avecinaban y en el que la ladrona de libros apenas contaba con una década de vida.

La muerte se había llevado inesperadamente a su hermano pequeño y tuvieron que darle el último adiós en el primer cementerio que encontraron de camino a Múnich. Fue entonces cuando la muchacha vio un libro con letras plateadas sobre la nieve y lo escondió entre sus ropas: Manual del sepulturero, una obra que Liesel Meminger, la ladrona de libros, llegaría a leer hasta trece veces en su vida. Unidas para siempre a aquellas páginas quedarían los recuerdos del hermano muerto y de la madre que, sólo un par de días después del macabro incidente, la abandonaría para siempre, entregándola a una familia de acogida.

Allí descubrió el cariño de su padre adoptivo,  Hans Hubermann, y su peculiar manera de instruirla en el aprendizaje de la lectura y la caligrafía. Pero para el segundo robo habrían de pasar todavía más de 400 días, y en esta ocasión, el escenario será una quema de libros organizada por los nazis. Para Liesel Meminger existe una extraña relación entre los desastres de su vida y aquel Führer que todos invocan y que parece revolucionar Alemania.

Pronto la realidad se encargará de demostrarle que lo peor aún está por llegar.

Cuando un libro se cuenta de manera impersonal, y la persona o el ente elegido para ello es la muerte, el libro te deja en un suspense y con una cara de "madre mía que es lo que tengo entre las manos".

Y lo que he tenido entre las manos es la historia de una Alemania que yo nunca había leído, la Alemania de esos alemanes que para nada estaban de acuerdo con Hitler, ni con las cosa que decía o hacia, y mucho menos con las cosas que promulgaba, porque esa Alemania prospera era solo un espejismo, porque sus vidas era una vida de miseria y hambre, eso sí alimentada por el odio para much@s gracias a Dios irracional hacia los judíos.

Claro pero en todas las historias siempre hay un punto de inflexión, y ese punto tiene nombre de hombre, Max, y una religión peligrosa para quien tuviera relación con él, la judía.


Como el amor por las palabras y la imaginación como dice el título de este post te puede llevar a otra  plano de tu vida, a otro mundo paralelo, el del sótano en el que la construcción del muñeco de nieve o la retransmisión del tiempo es una alegría y la gran novedad de una triste y pobre casa.

Pero claro muchas veces la realidad cruel supera a la ficción, y mi corazón y mis sentimientos afloraron a medida que la historia avanza y te das cuenta de que la realidad es mucho más cruel y mucho más dura si cabe de lo que sabíamos, y eso de que los nazis parece que esta todo dicho.

Ha sido un inmenso placer y leerme este libro y leer esta historia, así que solo puedo recomendaroslo, peor claro la película es otra cosa diferente, pero eso lo dejo para otro día.

Hasta mañana y solo os puedo decir que la compañía con un libro es lo más delicioso que puede haber.

:) :) :) :) :)

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