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martes, 12 de noviembre de 2013

Rima LXXIII de Gustavo Adolfo Becquer.

Hola muy buenas tardes por las tardes, jajajajaja, hoy en la mitad laboral de la semana para muchos quiero compartir con vosotros una de las Rimas más bonitas que tiene el libro Rimas y Leyendas de Gustavo Adolfo Becquer, y la verdad es que es bastante complicado elegir una porque todas son para mi por decirlo de una forma cursi una hermosura.

¿A quién de nosotros no nos han mandado leer este libro en el colegio? Creo que por no decir todos, diría a casi todos, pero las cosas cuándo se leen por obligación parece que pierden su encanto, así que os invitó a que lo rescatéis de la estantería y os lo leáis por elección propia porque estoy segura que encontraréis otro sabor y aroma distinto que esa primera vez por obligación, porque los libros que nos volvemos a leer una vez pasado el tiempo encontramos cosas que en su día no percibimos.


Me parece que está de más decir que está de más decir que este poeta y narrador sevillano considerado romántico pero que también perteneció al movimiento postromanticista alcanzó cierta ama pero no fue hasta su muerte cuándo se le empezó a valorar y a día de hoy es uno de los imprescindibles en la historia de la literatura española.

La rima que quiero compartir con vosotros es la LXXIII, espero que os gusté:

Cerraron sus ojos
que aún tenían abiertos, 
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.

La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho;
y entre aquella sombra
veíase a intérvalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.

Despertaba el día,
y, a su labor primero,
con sus mil ruidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste 
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:

- !Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

De la casa, en hombros,
lleváronla al templo
y en un capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.

Al dar de las Ánimas
el toque postrera,
acabó su vieja
sus últimos rezos,
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron,
y el santo recinto
quedóse desierto.

De un reloj se oía
compasado el péndulo,
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto
todo se encontraba
que pensé un momento:

- !Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

De la alta campana
la lengua de hierro 
el día volteando
su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
amigos y deudas
cruzaron en fila
formando el cortejo.

Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta 
el nicho a un extremo.
Allí lo acostaron,
tapiáronle luego,
y con un saludo
despidióse el duelo,

La piqueta al hombro
el sepulturero,
cantado entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
el sol de había puesto:
perdido en las sombras
yo pensé un momento:

- !Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

En las largas noches
del helado invierno,
cuando las maderas
crujir hace el viento
y azota los vidrios
el fuerte aguacero,
de la pobre niña
a veces me acuerdo.

Allí cae la lluvia
con un son eterno;
allí la combate
el soplo del cierzo.
Del húmedo muro
tendida en el hueco
!acaso de frío
se hielan sus huesos!

¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es espíritu,
podredumbre y cieno?
 No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
algo que repugno
aunque es fuerza hacerlo,
el dejar tan tristes
tan solo los  muertos.


¿Qué os parece? A mi me parece una manera fuerte y directa de hablar sobre la muerte, de que nunca pensamos lo solos que se quedan los muertos, pero yo aquí os lanzaría otra pregunta ¿Es que los muertos no están muertos? Porque yo creo que en el fondo no están solos porque mientras estén en nuestros corazones y memoria esa persona siempre estará viva.

Espero que os haya gustado porque a mi me impactó mucho volver a leerla, porque además de ser de fácil de lectura creo que cada palabra está escogida y muestra los sentimientos de Becquer, pero claro esto sólo son ideas mías.

En definitiva rinconeros que espero os haya gustado el espacio de hoy y mañana nos vemos.... antes de decir un adiós definitivo decirle a mi chico, que me siento orgullosa de ti cariño y espero que lo que has ido hoy sean sonrisas no muy lejanas.

Hasta mañana, besitos :)

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