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lunes, 5 de agosto de 2013

Después de los 74 años que han pasado, las trece rosas siguen estando en los corazones de muchas personas, entre ellos el mío.

Buenas tardes a todos... ¿qué tal vuestro fin de semana? yo creo que he vivido la combinación perfecta pareja, familia y buenos amigos, de esos que siempre están contigo cuando los necesitas, así que para mi no hay nada mejor.

Hoy hace 74 años el madrugada de un 5 de agosto, el franquismo decidió ejecutar a hombres y mujeres, entre ellas las trece rosas, trece mujeres que tenían entre 18 y 29 años, trece chicas que triste e injustamente pasaron a formar parte de la historia más negra de nuestro país y ¿ por qué? algunas porque formaban parte de las Juventudes Socialistas, otras vete tu a saber porque... quizás porque pasaban por ahí....


Sus nombres eran:

Carmen Barrero Aguado (20 años, modista). Trabajaba desde los 12 años, tras la muerte de su padre, para ayudar a mantener a su familia, que contaba con 8 hermanos más, 4 menores que ella. Militante del PCE, tras la guerra, fue la responsable femenina del partido en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Martina Barroso García (24 años, modista). Al acabar la guerra empezó a participar en la organización de las JSU de Chamartín. Iba al abandonado frente de la Ciudad Universitaria a buscar armas y municiones (lo que estaba prohibido). Se conservan algunas de las cartas originales que escribió a su novio y a su familia desde la prisión.

Blanca Brisac Vázquez (29 años, pianista). La mayor de las trece. Tenía un hijo. No tenía ninguna militancia política. Era católica y votante de derechas. Fue detenida por relacionarse con un músico perteneciente al Partido Comunista. Escribió una carta a su hijo la madrugada del 5 de agosto de 1939, que le fue entregada por su familia (todos de derechas) 16 años después. La carta aún se conserva.

Pilar Bueno Ibáñez (27 años, modista). Al iniciarse la guerra se afilió al PCE y trabajó como voluntaria en las casas-cuna (donde se recogía a huérfanos y a hijos de milicianos que iban al frente). Fue nombrada secretaria de organización del radio Norte. Al acabar la guerra se encargó de la reorganización del PCE en ocho sectores de Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Julia Conesa Conesa (19 años, modista). Nacida en Oviedo. Vivía en Madrid con su madre y sus dos hermanas. Se afilió a las JSU por las instalaciones deportivas que presentaban a finales de 1937 donde se ocupó de la monitorización de estas. Pronto se empleó como cobradora de tranvías, ya que su familia necesitaba dinero, y dejó el contacto con las JSU. Fue detenida en mayo de 1939 siendo denunciada por un compañero de su "novio". La detuvieron cosiendo en su casa.

Adelina García Casillas (19 años, activista). Militante de las JSU. Hija de un guardia civil. Le mandaron una carta a su casa afirmando que sólo querían hacerle un interrogatorio ordinario. Se presentó de manera voluntaria, pero no regresó a su casa. Ingresó en prisión el 18 de mayo de 1939.

Elena Gil Olaya (20 años, activista). Ingresó en las JSU en 1937. Al acabar la guerra comenzó a trabajar en el grupo de Chamartín.

Virtudes González García (18 años, modista). Amiga de María del Carmen Cuesta (15 años, perteneciente a las JSU y superviviente de la prisión de Ventas). En 1936 se afilió a las JSU, donde conoció a Vicente Ollero, que terminó siendo su novio. Fue detenida el 16 de mayo de 1939 denunciada por un compañero suyo bajo tortura.

Ana López Gallego (21 años, modista). Militante de las JSU. Fue secretaria del radio de Chamartín durante la Guerra. Su novio, que también era comunista, le propuso irse a Francia, pero ella decidió quedarse con sus tres hermanos menores en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo, pero no fue llevada a la cárcel de Ventas hasta el 6 de junio. Se cuenta que no murió en la primera descarga y que preguntó "¿Es que a mí no me matan?".

Joaquina López Laffite (23 años, secretaria). En septiembre de 1936 se afilió a las JSU. Se le encomendó la secretaría femenina del Comité Provincial clandestino. Fue denunciada por Severino Rodríguez (número dos en las JSU). La detuvieron el 18 de abril de 1939 en su casa, junto a sus hermanos. La llevaron a un chalet. La acusaron de ser comunista, pero ignoraban el cargo que ostentaba. Joaquina reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. No fue conducida a Ventas hasta el 3 de junio, a pesar de ser de las primeras detenidas.

Dionisia Manzanero Salas (20 años, modista). Se afilió al Partido Comunista en abril de 1938 después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos que jugaban en un descampado. Al acabar la guerra fue el enlace entre los dirigentes comunistas en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

Victoria Muñoz García (18 años, activista). Se afilió con 15 años a las JSU. Pertenecía al grupo de Chamartín. Era la hermana de Gregorio Muñoz, responsable militar del grupo del sector de Chamartin de la Rosa. Llegó a Ventas el 6 de junio de 1939.

Luisa Rodríguez de la Fuente (18 años, sastre). Entró en las JSU en 1937 sin ocupar ningún cargo. Le propusieron crear un grupo, pero no había convencido aun a nadie más que a su primo cuando la detuvieron. Reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. En abril la trasladaron a Ventas, siendo la primera de las Trece Rosas en entrar en la prisión.


No se a vosotros pero a mi a día de hoy después de tantos años, sigo teniendo un nudo en la garganta siempre que recuerdo estos fusilamientos sin razón, sin porque, sin justificación y que lo único que demostraban era que por ganar una guerra tenías derecho a acabar con todo aquello que se consideraba contrario a las ideas de los ganadores.

¿ES qué acaso no les sirvió con ganar? No, tuvieron que humillar, exterminar y maltratar todo lo que se encontraron a su paso y estas mujeres para ellos serían un número más, pero para mi es una gran muestra que no todo tiempo pasado fue mejor y sobretodo que nunca debemos olvidar el pasado ni a esas trece mujeres que fueron asesinadas en las tapias del cementerio de la Almudena, porque olvidar significaría que podría volver a pasar, y en la memoria deben quedar todas estos hechos para luchar que no sucedan más y que nadie nunca le de justificación a  un acto tan atroz y espeluznante como matar.

Porque en mi opinión que es peor la justificación ¿o el silencio? el mirar hacia otro lado, el decir que de eso han pasado muchos años o porque siempre hay que estar con lo mismo nos hace perder la memoria y eso es tan tan peligroso.

No me quiero olvidar de la que hubiera sido la rosa número catorce, Carmen Cuesta, ella debía estar en esas ejecuciones, pero la vida quiso que ese no fuera su momento, que todavía la quedaba mucha vida por delante y gracias a la vida mucha fuerza para nunca dejar de recordar lo que sufrió en la cárcel y nunca dejar de recordar a sus trece compañeras.

Y desde este rincón os quiero dejar la banda sonora de la preciosa película de Las trece rosas, como mi pequeño homenaje a esas trece grandes mujeres y decir que por lo menos yo nunca voy a olvidar lo que paso, nunca, y bueno rinconeros paro de escribir porque de verdad se me escapan las lágrimas con este tema  y la rabia e indignación inundan mi cuerpo.


Descansad en paz Rosas y Carmen, y desde aquí para deciros adiós y hasta mañana solo una cosa os quiero pedir nunca olvidemos nunca, nunca perdamos la memoria antes actos tan deleznables.

Hasta mañana.

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