El lunes 7 de diciembre de 1990, el escritor cubano Reinaldo Arenas, en fase terminal de sida, se suicidó en Nueva York dejando este estremecedor testimonio personal y político, que terminó apenas unos días antes de poner fin a su vida.
Arenas, en efecto, reunía las tres condiciones más idóneas para convertirse en uno de los muchos parias engendrados por el infierno carcelario de la Cuba castrista: ser escritor, homosexual y disidente.
Y en esta autobiografía narra su peripecia vital e intelectual, desde los bajos fondos de La Habana, donde malviven los excluidos del sistema, hasta las dificultades del exilio, pues se negó a plegarse a la discreta neutralidad que la izquierda bien pensante esperaba de él.
Han sido muchos los sentimientos que me han ido surgiendo ha medida que iba leyendo este libro:
- Sorpresa.
- Tristeza.
- Indignación.
- Incredulidad.
- Estupor, entre otros.
Una vida marcada por ser hijo de madre soltera, homosexual, escritor que quería ejercer su derecho a la libertad en todos los campos de la vida.... nos os voy a negar que me ha sorprendido la gran cantidad de relaciones sexuales que cuenta en este libro, practicamente desde que era un niño, pero éstas me han hecho pensar que si el régimen castrista prohibía la homosexualidad, con más razón él la ejercía, porque ¿que hay de malo en ello?
Indignante las cosas que el régimen ha cometido, sus campos de concentración, sus cárceles, sus juicios sin pruebas ni causas, el asedio y búsqueda que sufrió este hombre, me parece tremendo... como se podía consentir estas cosas, porque a pesar de todo lo que se diga y se oiga del régimen cubano, no es más que una dictadura, en la cuál un hombre esta ahí sin haber sido elegido y sin que nadie le pueda poner oposición.... en el libro Reinaldo lo pinta mucho peor que lo sufrido con Batista y mira que fue duro para el pueblo cubano.
Él padeció hambre, violencia, persecución, verse señalado con el dedo hasta por miembros de su propia familia, como no podía confiar en nadie inclusive sus amigos de toda la vida.. narra y habla sin pelos en la lengua y con una sinceridad atroz y una realidad bastante desagradable, pero que él creía que debía saberse porque amaba a Cuba y sobretodo amaba escribir y contar sus historias sobre todas las cosas.
Me ha sorprendido y desagradado en muchas partes, pero en el fondo os digo que a las personas que os guste leer memorias, aquí tenéis unas; a las personas que so guste la historia, esto es historia de Cuba de primera mano.... una buena elección, espero que si os animáis me contéis que os ha parecido.
Quiero despedirme de vosotros por hoy, con la carta final del libro, firmada por él y que refleja la realidad y la lucha de este hombre.
Queridos amigos:
debido al estado precario de mi salud y a la terrible depresión sentimental que siento al no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida. En los últimos años, aunque me sentía muy enfermo, he podido terminar mi obra literaria. Les dejo pues como legado todos mis terrores, pero también la esperanza d que pronto Cuba será libre. Me siento satisfecho con haber podido contribuir aunque modestamente al triunfo de esta libertad. Pongo fin a mi vida voluntariamente porque no puedo seguir trabajando. Ninguna de las personas que me rodean están comprometidas en esta decisión.
Sólo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad, las enfermedades que haya podido contraer en el destierro seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país.
Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la isla los exhorto a que sigan luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota, sino de lucha y esperanza.
Cuba será libre. Yo ya lo soy.
Besos rinconeros, hasta mañana.
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