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miércoles, 14 de septiembre de 2011

El gran postre: La casa de Bernarda Alba

No podía haber mejor punto y final a este maratón lorquiano que una de las mejores obras de teatro que me he leído en mi vida (con permiso de Tennesse Williams): La casa de Bernarda Alba. La última obra que dejo escrita Lorca antes de que le fusilaran y que nunca llegó a poder verla representada.



Tras la muerte de su segundo marido, Bernarda Alba decide recluirse y guardar riguroso luto, tanto ella como sus cinco hijas y de 8 años nada menos.
El luto es roto por la llegada de Pepe el Romano, que pretende mayor Angustias y eso desatará la guerra entre las hermanas que ven como la más " fea" va a poder salir de esa prisión y solo porque ella es la heredera de más dinero. Todo esto desenvocará en un final trágico (como no podía ser de otra  forma) con la muerte de la menor Adela, al no querer someterse  ala voluntad de la madre, pues ella ama a Pepe el Romano y este a ella también.  La dureza de la obra la vemos en el final, como Bernarda se queda impasible cuando ve a su hija colgada, su única obsesión es demostrar es que su hija ha muerto virgen (aun a sabiendas de que no), solo importa el que dirán.

Como hace años que me tuve que leer este libro, ayer me dejo otra vez fascinada como juega Lorca con los personajes, como una casa y 8 mujeres pueden hacer de esta obra de teatro algo impecable, porque también cabe recordar que es una de las obras que ha sido llevadas más veces al escenario.

Bernarda es un personaje duro, implacable, sin piedad, reparte justicia y hace y deshace a su voluntad sin tener en cuenta a nadie y mucho menos ahora que es la que manda en la casa y su mando te hace mientras lo lees temblar de ver su rectitud, pero en cambio su hipocresía de como la encantan los cotilleos de al lado pero no la gusta que de su casa se hablé nada en absoluto, aun a sabiendas de que es odiada a mas no poder, lo primero por sus hijas. En contraposición a ella encontramos a Poncia, la criada, el ama de llaves, que como se dice: "sabe lavar y tender la ropa", es los ojos que todo lo ven y las orejas que todo lo oyen, y eso hacen de ella el personaje más completo de la obra.

Como anécdota solo os puedo decir que la primera frase y la última que hace Bernarda en esta obra  es la misma "Silencio", lo que nos hace ver la dureza de esta madre.

Lo que pone en manifiesto esta obra es el temido y gélido fanatismo de le época, como todo se hacia según a las órdenes establecidas por un estamento, en este caso, la iglesia. Como se vivía en una sociedad tradicional muy violenta en el que la mujer jugaba un papel secundario, pero en esta obra  ellas llevan la batuta y los hombres son más que secundarios como Pepe el Romano que ni siquiera llega a salir solo es nombrado.

A mi me llega a plantear dos grandes preguntas: ¿todas las hijas están realmente enamoradas de Pepe el Romano? o ¿es que como es el primer hombre se agarran a aun clavo ardiendo porque es la mejor forma de salir de la prisión en la que viven?

¿Qué opináis vosotros?

Ha sido una aventura conseguir adentrarme en Lorca en el día de ayer, un aventura y un viaje que os recomiendo, porque además de ser uno de los mejores dramaturgos de nuestro país, tiene historias y personajes, tan cercanos que es un verdadero gusto y placer poder leerlos.

No quiero deciros adiós de esta aventura lorquiana sin compartir unas frases que me dejaron estupefacta en La casa de Bernarda Alba:

- "Los pobres son como los animales. Parece como sí estuvieran hechos de otras sustancias".
- "La mala lengua no tiene fin para inventar"
- "Obrar y callar a todo es la obligación de las que viven a sueldo".
- "No creas que los muros defienden la vergüenza"
- "Cada uno sabe lo que piensa por dentro. Yo no me meto en los corazones, pero quiero buena fachada y armonía familiar".

Y para dentro de poco más Lorca pues me he puesto manos a la obra con otra de sus obras de teatro Doña Rosita la soltera. 


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